21.11.11

Un cambio necesario. Después del 20-N

Resaca de elecciones. Fue el de ayer un día intenso y nervioso, aunque el desenlace fuera el previsible, pegado al televisor o al ordenador desde las siete y media de la tarde, esperando resultados en familia, intrigado por las cifras exactas y aguardando el veredicto final. Y por fin llegó. Mi frase sería "ya era hora". Era necesario un cambio, algo reconocido por incluso unos cuantos enemigos acérrimos del partido ganador. No es que el PP sea la panacea, al menos no a corto plazo, ni tampoco ilusiona, y desde luego su victoria era ya por arrastre, porque era difícil hacerlo peor que el PSOE, pero era necesario.

Y poco más cabe añadir. Finalizan 7 largos años de socialismo "de la nueva vía" zapateril, de los cuales sólo hasta 2008-2009 llegó con cierta comodidad y sin grandes rémoras, pese a las numerosas salidas de tono presidenciales y ministeriales y a unas cuantas equivocaciones. Desde 2008, prácticamente al poco de revalidar su triunfo, sobrevino la tremenda crisis aún padecida por todo el país. Crisis, todos de acuerdo, desde luego general y mundial, como también es cierto que hay países y países, y gobiernos y gobiernos. Quiero decir con esto la tardanza de las medidas a adoptar por el PSOE, después de negar sistemáticamente la misma. Zapatero ha sido más bien nefasto, y añado, le ha tocado una época difícil en parte. Pero no todo se reduce, como dicen los socialistas, a: "Hay una crisis mundial. A nosotros nos afecta. No se puede hacer nada. La culpa es del capitalismo. A ver qué hacen Obama, Sarkozy y Merkel" . Y Zapatero, inactivo. Con todo, sería, siendo honrados por nuestra parte, injusto cargar en él todas las culpas, porque bien es cierto que un gobierno no es sólo el presidente; un presidente, aun siendo la figura preponderante, actúa más como un coordinador de los elementos de gobierno, y su papel es poco efectivo, en puridad. Es el símbolo y sobre quien recae toda la responsabilidad a ojos de todos, como también es cierto que un buen presidente debe saber rodearse de buenos colaboradores. En este PSOE ha fallado tanto la figura presidencial, como la inmensa mayoría de sus sucesivos equipos ministeriales. ¿Qué queda de la labor de los ministros socialistas de estos siete años, siendo justos? El colectivo homosexual puede ser prácticamente el único que agradezca algo de estos años. Pero, luego, ¿qué queda? : Eufemismos por doquier, despilfarro sin tasa, desplantes internacionales, polémicas entre autonomías, radicalizaciones varias, estatutos inconstitucionales, líos judiciales, salidas dialécticas de tono de Aídos, Pajines, Bermejos, Zerolos, Chaconas y companía, toda una serie de ministros (y ministras) de escaso peso y poca formación, invisibles, en la sombra, cuya labor es humo...¿qué queda, en serio? ¿La ministra de Defensa pasando revista a la tropa en avanzado estado de gestación? ¿La huída por patas de Irak pero la permanencia a ultranza en la guerra no oficial en Afganistán? ¿Esa imagen de Zapatero, solo y adormilado, sentado en la mesa de una cumbre internacional mientras el resto de los dirigentes hablan entre ellos? ¿La complicidad descarada con el mundillo abertzale-etarra? ¿El Estatut? ¿La ministra de Cultura escritora del guión de Mentiras y Gordas? ¿Los papeles para todos de Caldera? ¿Moratinos y la Alianza de Civilizaciones? ¿Una ministra de Sanidad (nada menos) con 34 años cuyo único mérito en el currículum es afiliarse al partido a los 18? ¿Los miembros y miembras de Bibiana Aído? ... Queda patente, creo, que los ministros de estos casi 8 años van a quedar como uno de los peores equipos de gobierno (acaso el peor) de la historia de la democracia española.

Ya será mediocre el cómputo global de años de socialismo, que uno de los pocos hechos destacables de estos 7 años, como es el acorralamiento de ETA (debido, fundamentalmente, a la buena gestión de Rubalcaba en Interior y a los huevos de policías y guardias civiles), si bien al final algo empañado por el empujoncito a Bildu, de nada ha servido para salvar al Gobierno. Los votantes por otra parte, han entendido correctamente que este acoso a ETA es una labor de hace muchos años, y no concretamente inscrita a este período.

Si a todo esto sumas la crisis galopante y feroz desde hace casi 3 años, los 5 millones de parados, el país al borde de la quiebra y la inoperancia de Zapatero y sus adláteres, el PP ha tenido que moverse poco, salvo mantenerse en su sitio, ir desarrollando un programa y esperar. Los socialistas les han acusado de no arrimar el hombro con la crisis, pero lo cierto es que todas las propuestas, una a una, presentadas por los populares, han sido rechazadas. Muy quejosos han estado, sin embargo. Tampoco conviene ser rencoroso y reiterativo, pero no estaría de más recordar las actuaciones del PSOE cuando estaban en la oposición, con temas como el Prestige o el 11-M. Ayer, contemplando a Rubalcaba miserablemente solo en su comparecencia ante la prensa, abandonado por Zapatero el Dimitido (quien ha escurrido poco honrosamente el bulto hace tiempo. Se va invicto, cierto. Pero por la puerta de atrás), no pudo evitar darme un poco de lástima. Aunque por lo visto decidió salir solo a voluntad suya, me dio un poco de pena. Un poco, ciertamente. Pero me vino a la cabeza su actuación en la jornada de reflexión tras los atentados de marzo de 2004, con aquello de "merecemos un gobierno que no nos mienta" y su "Pásalo" con los teléfonos móviles. Él, un viejo zorro superviviente de temas como el GAL o la corrupción socialista de los 90 y siendo él mismo la personificación de la astucia y la maldad en política, era, azares del destino, puesto en su sitio más de 7 años después.

Desde luego los números hablan por sí solos: 186 diputados del PP, superando la mayoría absoluta en 10 y logrando los mejores resultados del partido en unas elecciones, y únicamente 110 el PSOE, bajando al sótano de su historia y perdiendo más de 4 millones de votantes. Una debacle en toda regla. Un avasallamiento, aunque realmente el PP no haya incrementado en demasía su número de votantes. Pero mayoría absoluta, al fin y al cabo. Y con cautela hay que acoger la mayoría absoluta del PP; todas las mayorías absolutas suelen ser malas, y deberían contar con todos, porque pueden hacer lo que quieran, básicamente. Por otra parte, su superioridad en diputados les libra del chantaje de los partidos nacionalistas. Desde luego, su poder es incontestable y casi absoluto; mirando un mapa de nuestro país tras las elecciones, nunca se había visto una España tan azul. Otra cuestión, la cual cuenta con las lógicas protestas de los pequeños partidos de escala nacional, es la permanencia de nuestra absurda ley electoral, la Ley D´Hondt, "la fórmula matemática que atribuye los escaños en proporción a los votos conseguidos por las candidaturas en cada una de las 52 circunscripciones electorales y no en el conjunto del país", leo en El Mundo (porque nunca me acuerdo, básicamente). Esta ley beneficia claramente a los partidos nacionalistas, regionales, en perjuicio de los de ámbito nacional. Ello provoca injusticias tales que partidos como CiU, con poco más de un millón de votos (un 4,17 %) logren 16 escaños, mientras que UPyD, con más de 1.100.000 (un 4,69) se queden en 5 y sin grupo parlamentario propio. Recordemos que Izquierda Unida supera el 1.600.000 de votos y sólo llega a 11 diputados. Amaiur, amalgama de Bildu y otros, y tan sospechosos de complacencia y conexión con ETA, con poco más de 300.000 votos, logran 7 diputados, como si fueran una gran fuerza nacional. Muchas injusticias, desde luego. No sé hasta cuanto durará esta beneficiencia con los grupillos nacionalistas, pero ahí siguen. Anoche mismo hablaba uno de Amaiur, diciendo que jurarán la Constitución "por imperativo legal". Con dos cojones. Existen y concurren a las elecciones gracias a la odiada Constitución, y se permiten chulerías y frivolidades. Qué risa, tía Felisa.

Y nada más. Que era ya hora de un cambio, y éste era necesario, debe reconocerlo mucha gente. Desde luego la izquierda socialista nunca ha tenido demasiada base para auto-erigirse como defensora de los derechos del pueblo y de los trabajadores, pero así ha sido, por desgracia. Suele ser en todo el mundo, pero en España es muy notorio. No nos engañemos: el socialismo de hoy día está dominado por la gauche caviar, que tuitea desde el i-phone contra el capitalismo y los valores de Occidente, esquía cada invierno en Candanchú o Baqueira y come en caros restaurantes de cocina creativa, para luego ir de humilde y proletaria. Esta última legislatura ya era escandaloso con todo lo que estaba cayendo, y ni su manoseada estrategia de "que viene la derechona con los recortes" ha dado resultado esta vez. El PSOE necesitaba un escarmiento. Incluso la conocida y polémica plataforma de actores, cantantes y autodenominados intelectuales ha fallado a Zapatero en esta legislatura. Ya estaba bien. Ese escarmiento por fin ha llegado. Aunque de momento ha habido escasa autocrítica por parte de los socialistas. Eso sí, el ejecutivo en pleno se irá de rositas, después del estropicio, con el presidente, ya jubilado, al frente. Pero el partido está deshecho, es obvio. Y necesita prácticamente una refundación. Ahora, tremenda labor para Rajoy, quien desde luego demuestra valentía al dar el paso adelante, y los suyos. Un papelón. No será fácil, ni rápido, y se tomarán medidas impopulares, pero necesarias. Llegó el momento. Ojalá no nos fallen a tanta gente en este momento difícil. Poniéndose realista y pesimista, los políticos son todos iguales, y muy pocos logran dar imagen efectiva de cercanía, por ejemplo, y desde luego, forman una casta de casi intocables. Eso es verdad. Yo he criticado en ocasiones al PP, y no me atraen mucho, poco o nada algunos de sus dirigentes, caso de la presidenta de Castilla-La Mancha. Quien me conozca un poco lo sabe, como también conoce mis ideas personales y me supone, acertadamente, muy alejado del socialismo y próximo a una derecha liberal en lo económico, moderada, centralista, tradicionalista pero algo laica, por ejemplo, aunque respetuosa en esos temas. Un partido con todas esas ideas no existe, me temo. Pero hay partidos aproximados. Veremos ahora. Yo no me voy a esconder, desde luego. Nada más que decir. Ah, sí. No nos falléis.

2 comentarios:

  1. Muy cuestionable en algunos aspectos y bastante rebatible. Aún así, sé que estarás contento con el cambio...

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  2. Bueno, dime uno o dos temas, o los que quieras, cuestionables y rebatibles, y hacemos un debate ;)

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