9.1.15

Almería y su milenio





Dentro de mis breves Navidades de vuelta en Almería, aunque por desgracia no pude ver a ciertas personas, tuve la suerte de regresar hasta su escondida Plaza Vieja, donde de manera inesperada me topé, aparte de  con una ruidosa carpa de juegos, con un nuevo espacio museístico en uno de los laterales, a la izquierda del vetusto (y en lamentable estado) Ayuntamiento original de  Cuartara Cassinello. 

Tras flanquear una moderna puerta, donde campea en letras grandes Centro de Interpretación Patrimonial, pronto caigo en la cuenta que se trata de un museo abierto oportunamente con la conmemoración de los mil años del Reino de Almería, esto es, el aniversario de la constitución de la taifa musulmana del mismo nombre en 1014, cuando España era Al-Andalus.

El Milenio del Reino de Almería. Claro. Ese acontecimiento destacable de la historia provincial, que en otras partes de nuestro país se usaría como reivindicación regionalista o incluso nacionalista, no iba a ser menos en mi tierra, si bien guardando lógicamente las distancias. Cuando Jayrán consolidó su gobierno en este excelente puerto del sur de la Península ya disfrutado por los romanos,  por supuesto no se imaginaba que, siglos después, sus descendientes  y paisanos iban a instituir unos fastos por su aniversario, y que incluso se pelearían, como se pelean siempre, de un lado los junteros filoarabistas, de otro los almeriensistas irredentos nada andaluces (como es mi caso),  y en medio,  los almerienses más o menos partidarios de la bandera blanca y verde. Pues, como he leído estos meses atrás, ciertos políticos y personalidades de la ciudad se han venido quejando del escaso apoyo de la Junta, de Sevilla, en este asunto del Milenio. La clásica historia, la mayor parte de las veces con razón, de que si la conmemoración fuera hispalense, cordobesa o incluso granadina, el empeño (en ánimo y en dinero)  y las ganas de los responsables autonómicos serían mucho mayores en vez de que, como en esta ocasión, tenga lugar en este olvidado lugar, montañoso y seco,  al sur de Murcia. Ciertamente, por más que la presidenta de Andalucía haya dado su discurso de fin de año en la Alcazaba, la presencia (a todos los niveles y sentidos)  de la Junta suele notarse en Almería con la misma frecuencia que las lluvias.

Dejémonos de politiqueos y centrémonos en el Centro de Interpretación, pues me ha sorprendido muy gratamente, acostumbrado como estoy a que en Almería se valore poco o se desprecie el patrimonio.  Este nuevo museo es un esforzado y pulcro ejemplo de, cómo con sencillez y sin alharacas, puede mostrarse notablemente el nacimiento, el desarrollo, los condicionantes, el carácter y la personalidad de toda una ciudad, de todo un sentimiento. 

Ya el audiovisual es espectacular, muy bien realizado y con unas imágenes en alta definición realmente rotundas y emocionantes, mientras se escucha una adecuada voz de narrador, del pasado, lejano y reciente, de la ciudad. En las sucesivas plantas, dedicadas a la Almería musulmana, a la cristiana y a la contemporánea, se puede ver con cierta profundidad en qué consistió eso del Reino, aunque no superase los 80 años de vida, o  la definitiva reconquista cristiana por los Reyes Católicos en 1489, o el  fatídico terremoto de 1522,  o la ciudad en los siglos XIX y XX, con esa Almería burguesa de la uva y de la minería. Todo ello mediante la ayuda de cuidadas maquetas de monumentos como la Alcazaba,  la catedral-fortaleza o el Cable Inglés,  de vídeos y paneles explicativos, y  una galería de almerienses ilustres (no todo consiste en don Nicolás Salmerón), acompañado de una cuidada muestra de fotografías, de ayer y de hoy, especialmente emotiva  para el almeriense de a pie.

Aunque tal vez la mayor sorpresa venga arriba, con la apertura de una terraza sobre la misma Plaza Vieja, que permite unas estupendas panorámicas, ya sea de día o de noche (en cada momento su particularidad)  y, gracias a las cuales, se percibe, con mayor precisión aún que desde la Alcazaba o desde San Cristóbal, tanto la proximidad de ese mar  viejo y mítico, maravilloso y terrible, como los estragos urbanísticos que desde 1940  se cometieron en Almería, plantando feas torres de viviendas aquí y allá, aunque estuvieran al lado de un palacio, de una iglesia, o de la misma catedral.  Una ciudad modernizada a golpes de hormigón, hecha  jirones, donde es difícil apreciar la hermosura de su pasado. 

Pero, desde luego, este Centro de Interpretación Patrimonial inaugurado a cuentas del Milenio de Almería, permite conocer mejor la ciudad y su circunstancia a un amplio espectro de personas; tanto a los almerienses de bien que algo sabían, como aquellos (también de bien) que desgraciadamente nada intuyen y se quedan sólo en la cáscara del verano y del tapeo...pero también, a todos aquellos andaluces y españoles en general (y unos cuantos extranjeros) que aún piensan, o consideran, que Almería es un apartado desierto cuajado de  ramblas donde, aparte de rodarse películas en el pasado, sólo hay playas, invernaderos y moros. 

Así que, por favor, si tienen a bien acercarse a mi apartada y poco comunicada (con lo que ello tiene de positivo) tierra, recorran su casco antiguo sin prisa  y entren en la Plaza Vieja, donde mis paisanos le mostrarán qué es Almería y por qué es así. Discreta y ruidosa, olvidada y sobreviviente,  humilde y hermosa, somnolienta y crispada, sucia y luminosa, alegre y decadente, ignorante y orgullosa, maltratada e indestructible.

Almería, tierra de mi corazón, faro de mi alma.

3 comentarios:

  1. Pues vayan por delante mis felicitaciones para la milenaria Almería, y que sea por muchos años más, como se suele decir ^^*

    Me parece fantástico que hayan montado un museo para rescatar el patrimonio almeriense, que buena falta hace en los tiempos que corren. La cultura del ladrillo y el hormigón se ha cargado gran parte de la antigüedad que nos honraba y, como colega historiador que eres, supongo que opinarás lo mismo que yo. Aquí pasa tres cuartos de lo mismo en determinadas zonas (e incluyo mi pequeña ciudad en la lista, claro): Mucha gente que lleva toda la vida viviendo aquí y no conoce nada de su Historia. ¡Y luego dirán que los historiadores no valemos para nada!

    Sin embargo, confieso que no acabo de entender las reivindicaciones regionalistas y nacionalistas que han surgido alrededor de la conmemoración. Me resulta extraño porque, hasta que empecé a leer tu blog, no tenía ni idea de que existiera también en Almería. Aunque dejo a cada uno con su opinión al respecto, considero que la Historia debe estar por encima del politiqueo y mostrarse tal como es, sin sesgos de ningún tipo.

    Y remato diciendo que, si algún día mi camino me lleva al sur, haré lo posible por hacer un alto en Almería y aprender todo lo que pueda enseñarme. ¡Un beso!

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    1. Sí, es una fantástica noticia :). Y creo que no lo he expresado bien, pero no han surgido reivindicaciones nacionalistas a raíz de esto, si en Almería no hay de eso jeje. Lo único es el sentimiento de pertenecer a Andalucía, que es poco intenso, por diversas razones históricas y culturales, de las que también he hablado alguna vez.

      Muchas gracias por tu opinión y estaré encantado de mostrártela, ya sabes que estás invitada! ;) un beso!

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    2. ¡Ah, vale! Disculpa mi error, jejeje! En cuestiones de política se me escapan muchas cosas, lo reconozco.

      Pues ojalá algún día se crucen nuestros caminos, en tu tierra o en la mía. Si alguna vez quieres visitar Galicia, allí estaré para mostrártela! ^^* ¡Un beso!

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