24.5.11

"La Novela"


"La heroica ciudad dormía la siesta. El viento Sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el Norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo, trapos, pajas y papeles que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina revolando y persiguiéndose, como mariposas que se buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles. Cual turbas de pilluelos, aquellas migajas de la basura, aquellas sobras de todo se juntaban en un montón, parábanse como dormidas un momento y brincaban de nuevo sobresaltadas, dispersándose, trepando unas por las paredes hasta los cristales temblorosos de los faroles, otras hasta los carteles de papel mal pegado a las esquinas, y había pluma que llegaba a un tercer piso, y arenilla que se incrustaba para días, o para años, en la vidriera de un escaparate, agarrada a un plomo.
Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre en la Santa Basílica."
(...)


Éste es el comienzo de una novela, la cual podríamos poner en mayúscula, por su importancia en la literatura española y  europea. Del siglo XIX, cómo no.

El siglo XIX....en varias ocasiones he hablado ya aquí sobre mi especial querencia por este siglo. Aunque sea un amante del Renacimiento, del Dieciséis, del Diecisiete y aun del Dieciocho español y mundial, desde pequeño me ha atraído bastante este trágico, heroico, triste, revolucionario, novelesco y hermoso siglo. No sé si se debe a influencias lectoras (El conde de Montecristo, los libros de Julio Verne, los protagonizados por Sherlock Holmes), históricas (la época victoriana, las Guerras Napoleónicas, la Restauración Española, las unificaciones nacionales como la alemana o italiana), pictóricas (los impresionistas) o cinematográficas (el Salvaje Oeste, Jack el Destripador, y muchas más). O una suma de todo. Me encanta el ambiente descrito y mostrado de las ciudades (aunque fuera algo oscuro, con escasa luz), el estilo de la gente al vestir y actuar (elegantes damas y afectados caballeros), los carros de caballos, los viajes en tren, la pompa y circunstancia, el espíritu de las jóvenes naciones. Europa todavía a la cabeza. Si puede ser con música de Schubert, Chopin, Verdi o Strauss, mejor que mejor. Tenemos todo eso en la parte esplendorosa. En el reverso, la pobreza absoluta de la mayoría de la gente y mil enfermedades, aberraciones como el trabajo infantil en las minas y telares o la esclavitud de los negros africanos vinculada a la colonización europea, la escasa libertad política, la marginación de la mujer...En fin. Todo tiene su lado bueno y su lado malo, por desgracia. No todo iba a ser bailes de salón, té a las cinco, periódico y billar y cortejo de señoritas en el parque.

El siglo XIX. Precisamente de la época de la Restauración Monárquica española (uno de mis periodos favoritos) data esta insuperable novela realista. Hablo por supuesto de La Regenta, de Leopoldo Alas, más conocido como Clarín (1852-1901). En ella el autor -con claras influencias de Flaubert aunque como veremos  realiza sus propias aportaciones-  compone un fresco no sólo de la ciudad (Vetusta, es decir, Oviedo) a tratar, una ciudad de provincias extrapolable a las de toda España, sino también un gran retrato de sus habitantes, esto es de la sociedad, de sus miserias, traumas, ideologías, modo de actuar, etc. Desde luego el autor se despacha totalmente de ambos entes, y sin piedad.

Me compré el libro cuando contaba con 15 años y mi única referencia consistía en la serie de televisión  de 1995  protagonizada por una lozana Aitana Sánchez Gijón, que vi a medias. Bien, he de reconocer me lo leí más mal que bien. Apenas capté la esencia. Denso era el libro y denso sigue siendo ahora, muy al modo decimonónico, y es ahora, diez años después, cuando me lo he leído totalmente y más lo he disfrutado, entrando, rápidamente, en ese selecto club de las obras favoritas del que escribe. Coincidiendo, (y esto me ha pasado ya más de una vez. Cuando programan en la televisión una película que desee o recuerde. Qué cosas), cuando estaba concluyéndolo, con la emisión en la 1 de la serie. Y la verdad que ésta forma parte de esa rara y honrosa excepción de producciones españolas dignas de elogio, la mayor parte de las cuales son realizadas siempre por TVE y relacionadas con obras literarias como Don Quijote, Fortunata y Jacinta, Los Pazos de Ulloa, Los Gozos y las Sombras, Cañas y Barro, etc, etc. Todo eso ya no se hace, por desgracia, y se estilan más chapuzas como Hispania, Piratas, Éboli o la que está en preparación de Isabel la Católica, de la cual tengo dudas. En fin. Se puede decir que la mencionada serie está a la altura prácticamente del libro.

El argumento de la novela es sencillo. Ana Ozores es una mujer de 27 años, hermosa y débil a partes iguales, casada con un hombre mucho mayor que ella, Víctor Quintanar, ex regente (presidente) de la Audiencia de la ciudad. La vacuidad del matrimonio de conveniencia, más paternalista que pasional, lleva a la regenta a estimular su vida planteándose una disyuntiva entre dos pretendientes: don Álvaro Mesía, veterano y altivo galán local, y don Fermín de Pas, un clérigo, provisor de la Diócesis de Vetusta y Magistral de la Catedral, un hombre atractivo y ambicioso a partes iguales. Los dos hombres poderosos en su ámbito respectivo. Dos hombres en pugna por la conquista de Ana. La frágil regenta es la presa, mientras la ciudad entera aguarda espectante el resultado de la lucha.

Ése es el trío protagonista, aunque dos de ellos tienen más fuerza: Ana Ozores es neurótica, frágil, nerviosa, insegura, depresiva, con anhelos y sueños nunca cumplidos, con crisis de espiritualidad y utilizada por todos y todas. Desprovista bien temprano de su madre, no del todo bien atendida por el padre y mal tratada por sus tías, desde entonces se verá falta de afectividad y cariño. Pronto cae, como una parte de la ciudad lo desea, en las redes del Magistral. De Pas, el todopoderoso y manipulador hombre de Dios, quien controla hasta al mismísimo Obispo y sólo teme a su madre, la cual le ha labrado el destino al hijo. El Magistral, hombre atrayente, atlético y objeto de toda clase de habladurías, vive subyugado a su madre, aunque la pasión que sentirá por la Regenta hará que se vaya desligando de ella y prácticamente estalle. Fermín de Pas (interpretado muy bien en la serie por Carmelo Gómez) es un personaje bastante interesante y complejo. Nunca llega a tener verdadera vocación de religioso. Se va viendo su evolución, sus objetivos, sus miedos y pensamientos conforme avance el libro. Al principio ve a la regenta como una más de sus presas (en una época en la que los confesores todavía tenían mucha influencia sobre la gente pudiente), luego pasarán a ser "amigos del alma" y el Magistral querrá convertirla en una especie de beata para que nadie la toque y así poder amarla castamente, hasta que el clérigo no podrá disimular más su amor. Es uno de los grandes personajes de la literatura española y personalmente, uno de mis favoritos de todos los tiempos. En cuanto a Mesía, es un tipo de personaje más visto, ya que es un Tenorio, un Donjuán, un dandy jefe del Partido Liberal, cuyo único objetivo es embaucar y seducir. En cuanto a cómo piensa, es más plano y menos complejo que los otros dos. Sólo ve a la regenta como un triunfo más en su hoja de servicios, y no llegamos a saber si llega a enamorarse de la protagonista.

Detrás de este triunvirato, tenemos toda una galería (unos 150) de personajes secundarios, unos más testimoniales, otros más importantes para la trama. De todos ellos se sirve Clarín para realizar su implacable sátira de una sociedad anquilosada y aburrida, hipócrita y con falta de principios. No ya sólo que critique a la Iglesia, es que reparte a todos los niveles; el marido de Ana es un cincuentón cándido y relajado, no se entera de nada y ama el teatro y la caza. Los notables de la ciudad se pasan el día en el Casino hablando de política o despotricando de los vetustenses, como el mismo Mesía, Vegallana, Orgaz, Foja, Guimarán o Ronzal. La nobleza es un grupo aburrido y ávido de nuevas sensaciones, como los marqueses. Las mujeres, si no son ya ancianas, en cuyo caso suelen ser respetables y piadosas como doña Petronila , son descocadas, manipuladoras y provocativas, como Obdulia Fandiño o Visitación Olías; la una saltando de cama en cama y la otra tiranizando a su marido, además de incitar a Mesía a que conquiste a Ana. Los clérigos rivalizan entre sí y hay dos bandos enfrentados, uno el de los pro-Magistral y otro el de los anti-Magistral. La propia madre de De Pas tiene un negocio de cirios que ha arruinado a otros vecinos, como Barinaga. Las criadas forman parte del juego de sus amos. Hay pocos personajes realmente positivos. Una de las excepciones, aparte del Obispo, es Tomás Crespo, amigo del matrimonio protagonista, por cuyas ideas sobre la naturaleza y el evolucionismo es tildado de tipo extraño, un freak. Sin embargo demostrará más humanidad que el resto de vetustenses en el trágico final.

Me ha encantado La Regenta, repito de nuevo. No ya sólo por esta gran galería de personajes, y el retrato de una ciudad ya atacada desde la primera frase del libro, sino por la mordacidad de las frases y pensamientos; las situaciones provocativas (la escena del Magistral y su criada Teresina en relación con un bizcocho mojado en chocolate me sorprendió realmente, por su carga erótica en el puritano siglo XIX) que le acarrearon numerosos problemas al autor; el profundo estudio psicológico de los personajes principales, especialmente Ana y el Magistral (vemos cómo se alegran, consumen, ambicionan, desesperan,etc) el realismo y el naturalismo de las situaciones; la crítica a la sociedad y a la falsedad e hipocresía de sus gentes, hacen que, de no ser por algunos pasajes verdaderamente más densos, la obra pudiera pasar por una actual.

La Novela, sin duda.

21.5.11

Un poco de todo

- Y sigue el barullo de Puerta del Sol. Seré muy especial, pero sigo sin poder sumarme con entusiasmo a esa party de indignados, y eso que comprendo buena parte de lo proclamado. Considero que hay muchos jóvenes con pocas expectativas de futuro (yo entre ellos) , pienso que hace falta una política de altura con menos corrupción , y un cierto cambio en el sistema, con unos políticos menos poderosos e innacesibles. Hay que cambiar. Y manifestarse. Pero aunque los manifestantes vayan de pretendidos apolíticos, y de libertarios por la democracia real, casi creyéndose egipcios o tunecinos (cuando en España disfrutamos de libertades inimaginables para toda esa gente, y tenemos bastantes comodidades y prestaciones. Y seguro que la mayoría de indignados está twitteando o actualizando el facebook desde la concentración.) lo cierto es que se percibe claramente cuál es su cuerda. Y ésa no es mi cuerda. Yo no quiero la Comuna de París. Su manifiesto en su web deja lugar a pocas dudas. El núcleo de la organización tiene ideas extremas. Prácticamente quieren acabar con lo establecido. Incluso critican y despotrican de la Constitución, cuestión bastante ingrata que me recuerda a esos chacales separatistas que son ciertos políticos, como cuando queman un ejemplar y luego se amparan en ella cuando conviene. Luego, se manifiestan precisamente con unas elecciones en ciernes, jornada de reflexión de por medio (lo que me recuerda al 11-M) , las cuales apuntan a un cambio político, poco deseado por una buena parte de manifestantes y seguidores de los manifestantes. Se sigue echando en falta una gran manifestación contra Zapatero y el PSOE por la crisis. Y por cierto, nada se manifestaron cuando se facilitó a ETA de nuevo estar presente en las instituciones con la legalización de Bildu. La izquierda abertzale tiene buen cartel.
Cabreados por el paro, la falta de oportunidades o el "prepararse para nada" (con todo eso estoy muy de acuerdo) apuntan al sistema, algo tan etéreo como confuso. Bien es cierta la inmovilidad de los políticos , de todos , bien apoltronados, con sus castas de intocables , pero los manifestantes deberían de apuntar también concretamente al Gobierno, que es quien lleva ya 7 años en el poder. ¿O es que como Zapatero ha escurrido hábilmente el bulto sacándose de la chistera eso de que "desde el principio yo iba a estar sólo ocho años" , queda por honorable (cuando lo verdaderamente honesto sería convocar elecciones generales en septiembre) y se exhime de toda culpa? ¿O se quiere seguir echando la culpa a Aznar y al PP? Partido en la oposición, por cierto, y que bien poco puede hacer en cuanto el PSOE se busca algún apoyo nacionalista en el Parlamento. Lo digo porque muchos le achacan prácticamente la misma responsabilidad al PP que al PSOE de estos últimos años. Un poco de menos sectarismo no vendría mal.

- Dicho esto, me encuentro cada vez más alejado de los políticos. Se podrían decir tantas cosas...lo resumo en : No actúan bien. Hablo de todos, por supuesto. No me entusiasma ninguno. No me seduce el PP (pocas me caen peor que Cospedal, por ejemplo. Y Rajoy es mediocre; puede que como presidente sea mejor), aunque eso no quiere decir que no desee el cambio político . Aunque tengo mis dudas para votar en 2012.

- Hoy , 21 de mayo es el cumpleaños de Felipe II. 484 años ha. Tanto se puede y debe decir... Querría hacer una buena semblanza aquí , menos excesiva y farragosa que la de su padre. Ya veremos.

- ¿Dejaré algún día de ser un inútil?. Laboralmente, me refiero. Ya hablaré sobre esto.

- "Lo que pudo ser y no fue". Aplicable a dos momentos , dos circunstancias en concreto. Una independiente de la otra. Creo que nunca voy a dejar de arrepentirme en mi vida por ello.

- Pese a todo, soy bastante optimista dentro de mi pesimismo. Siempre veo alguna luz entre las tinieblas.

16.5.11

Triste mayo...

Un mes después, más tiempo del estimado, regreso. Tristemente. Vaya días...

Sabíamos que iba a ser la última Semana Santa. Pero no por más esperado es menos doloroso. No por inevitable es menos dramático.

Tras cinco meses de incertidumbre, los peores augurios se cumplieron. El momento final llegó. Se fue, quién sabe a dónde. A un lugar mejor, sin duda. Ella se lo merecía.

Por cómo era. Y por la vida que había llevado, como muchos españoles de su edad. Nacida en los miserables años veinte españoles, padeció la Guerra Civil y los años de hierro de la posguerra en Almería. Luego, en pos de una vida mejor, recién casada saltó el Mediterráneo, destino Tánger, Marruecos, en los primeros años cincuenta, cuando la ciudad era aún zona internacional (Francia, Gran Bretaña, Italia,entre otros países. Además de judíos. Desde 1925 creo) próspera y atrayente, y España aún no había despegado. Años duros. Una nueva vida. Una América, pero más cerca.

Allí nace mi madre. Al comienzo de los años sesenta la familia regresa a la tierra, a Almería, mejor que antes. Pero nunca fue una vida fácil. Desde luego. Larga y complicada, aunque también con felicidad. Pero no es éste el lugar ni el modo, de todas formas.

Sólo diré que el 5 de mayo se marchó una persona con la que tenía un gran vínculo, más grande de lo que parece. Muy querida y muy importante en mi vida, desde luego. De las más. Y a quien le debo muchísimo. No sé en otras familias, pero en la mía, digamos que la parte materna resulta más crucial, por así decirlo, que la parte paterna. Cuando he ido, hemos ido a la playa en Almería, ha sido a la casa de los padres de mi madre. O a la otra casa, más céntrica, en Navidad o Semana Santa. O los días en Lanjarón. Y siempre el peso, en esto y en otros muchos asuntos, lo han llevado mis abuelos maternos. No es crítica alguna, es sólo un hecho.

En fin. Me cuesta mucho escribir sobre este tema. Siento las carencias al expresarme. No me salen las letras. Por esta vez tengo mejores frases y sentimientos dentro de mí. Mejor así, creo. Pero dispongo de varias, muchas imágenes imborrables. Las primeras tardes y noches de mi vida con ella, borrosas. Los baños y las tardes en la playa. Ir a por agua buena en Lanjarón. Hacerle mandaos, con todo el gusto del mundo (yo era el nieto de los recados, por así decirlo). Cuando le daba por reír de forma estruendosa e incontenible. Los días de feria. Sus insuperables platos y comilonas...Todo eso forma ya parte del imaginario, de los recuerdos. De la mitología del corazón. Ahora mismo no me imagino otro verano posible. Ni tampoco es lo mismo bajar a Almería con esta ausencia.

Desde luego no se merecía irse (nadie se lo merece) por medio de uno de los modos más dolorosos que existen. Aún así, nos ha quedado el consuelo de la celeridad y relativamente poco sufrimiento de los últimos días. Siempre hay un hueco para la luz en la oscuridad.

Y que se merecía descansar, por fin.

Allá donde estés...

Siempre con nosotros,
abuela.

Tmtqs.



"Nuestras vidas son los ríos, que van a dar a la mar..."

16.4.11

Semana de Pasión

Siempre viene bien volver a la tierra de uno. Y más en ocasiones señaladas. En mi caso, la Almería varias veces aludida en este lugar, y en Semana Santa. Siempre hay ganas de ir, aunque dadas las circunstancias familiares, apetece más que otras veces, especialmente porque puede ser la última tal y como ahora la habíamos conocido.

Es curioso mi caso (aunque no soy el único; y es más, existen casos aún más contradictorios que el mío, ya que yo nunca he desfilado en una procesión, por ejemplo) , al ser totalmente agnóstico y profundamente laico desde hace mucho tiempo, pero sin embargo un entusiasta de la Semana Santa. La imaginería, el ceremonial,la música, el aroma a incienso...esos y otros aspectos me encantan y me traen hermosos recuerdos. No creo en Dios, pero siempre me ha encantado recrear diversos acontecimientos cristianos, especialmente los de la Pasión de Jesucristo. ¿Sanguinario? No lo creo.

Creo más bien que se debe a mi tradicionalismo, a mi respeto por las costumbres y por la cultura de nuestros pueblos, nuestras gentes. Así, no como carne a partir del Jueves Santo y todos los viernes de cuaresma. Yo y toda mi familia, desde luego. Somos así. Tradiciones. Mal que le pese a muchos, la mayor parte de nuestra cultura queda influenciada y regida por la religión cristiana. Y circunscrita. Por eso quedan fuera de lugar (pienso) ciertas iniciativas de antirreligiosos combativos, como esa asociación de Madrid, la cual planeaba una procesión atea (sic) el mismo Jueves Santo. ¿No hay otro día, para empezar, verdad? En fin.

Y nada más. Disfrutad también todos vosotros de esta Semana. Quien pueda y quien no, que al menos le sea más llevadera. Ya sea viendo imágenes sangrientas de madera tallada, tocando el tambor o en la playa.

Hasta pronto.

11.4.11

Un año de...

Sí, el tiempo pasa realmente fugaz. Hace hoy justamente un año comenzaba "a surcar aguas mejores". Iniciaba mi andadura por este mundo virtual de escrituras sin papel ni tinta, con mucha incertidumbre, vergüenza y nervios ante lo desconocido, ante algo que nunca antes había hecho: publicar lo escrito. En este mundo global de la actualidad es mucho más fácil que se lean tus pensamientos y declaraciones si lo comparamos con hace.....15 años, no hace falta irse más lejos.

Este blog servía un poco, al principio, o ése era su cometido, como de vía de escape, como ventana, como medio de expresión de una persona discreta (yo) poco acostumbrada a llamar la atención, a manifestarse, a dar la nota, más allá de la familia o del pequeño grupo de amigos. Y bueno, desde luego un método fácil sin hacer mucho ruido es escribir. Superar esa vergüenza inicial a que todo el mundo lea lo escrito por tí, y tener conciencia por tanto de lo que ello implica; y dar rienda suelta a las emociones y pasiones para utilizar el repertorio estilístico plenamente y escribir con cierta libertad, sin miedo (porque aquí he dicho cosas de las cuales, algunas, no diría en voz alta o no se lo he dicho/diría a familiares o amigos. Y de un modo que, ni se lo diría a ellos, ni lo sabría expresar hablándolo) . Superando eso todo lo demás ha venido, como se dice, rodado.

74 entradas no son pocas. Así, he tratado muy variados temas, ya fueran de Historia (de España en particular, mi pasión, y muy en concreto de Historia Moderna; los peñazos de Carlos V dan fe de ello) , de Literatura, de Cine o de rabiosa actualidad, ya fuera política, sociedad o incluso televisión. Asimismo, otros temas más íntimos como sensaciones, pensamientos profundos o sentimientos. Dedicatorias. O experiencias vividas.

Mi mayor sorpresa, desde luego, y alegría a la vez, ha sido la de recibir desde el principio toda clase de alabanzas y buenas críticas (en ocasiones, de personas totalmente inesperadas) hacia mi modo de escribir (¿qué? ¿quién me creo?), hacia cómo planteo los temas, cómo los presento. Con lo vergonzoso que puedo llegar a ser... Humildemente, y salvando las distancias, debe notárseme alguna influencia del maestro intocable, del gran d. Arturo Pérez-Reverte. Soy totalmente deudor suyo. Leerme prácticamente toda su obra (incluidos por supuesto sus artículos dominicales) desde los 12 años bien puede tener que ver. O haber leído mucho, en general, en mi vida, desde pequeño. Ya sean clásicos de la literatura, obras más recientes o prensa escrita. Sinceramente y de todo corazón, no me lo esperaba, pero así es. Yo no esperaba tanta repercusión. Por muy poca que sea, porque al fin y al cabo mi influencia es felizmente nula, es infinitamente más de lo esperado. Desde el principio he contado con la fiel lectura de mi amiga famosa, sincera examinadora como digo. Bien pronto se hizo seguidora. Poco a poco, para alborozo mío, la nómina de seguidores fue ampliándose, y , asombrosamente, puedo decir con orgullo (y cierto acojone) que se me lee (demonios, ni que fuera yo un escritor de verdad. Calma...) ...no, digamos mejor que se me ha leído alguna vez a ambos lados del Atlántico, en dos continentes. Tierras tan dispares como México, Venezuela, Argentina, República Dominicana, Perú, Colombia, EEUU, Costa Rica, Canadá, Dinamarca, Turquía, Reino Unido, Bélgica, Uruguay, Francia, y muy variados rincones de nuestra España..... verdaderamente sorprendente. Sorprendente que en todos esos lugares tengan la muy discutible costumbre o decisión de leer este blog. Bien es cierto que en ocasiones depende de los servidores y de los enlaces, y de las fotografías encontradas en el buscador. Pero es igual. Como si son ocho u ochenta. Yo no escribo para nadie en concreto, la verdad. Pero ahí está la gente. Gente impagable de los cuales la inmensa mayoría nunca conoceré en persona o tendré noticia alguna. Por otra parte, más allá de estas remotas visitas, más cerca de casa se encuentra ese pequeño grupo de fieles. Aunque fueran una persona ya me harían feliz. Bueno, pues son varias. Para mi asombro, son varias.

A toda esa gente, amiga, conocida o desconocida, muchas gracias de todo corazón por vuestra infinita indulgencia. GRACIAS. Verdaderamente no soy nadie. Pero todos vosotros me hacéis sentir, interiormente, como si fuera alguien.

7.4.11

Sangre, arena.... y semen


Bueno, pues ya ha terminado en Cuatro la primera temporada de Spartacus: Blood and Sand. Actualmente no hay continuación por la grave enfermedad del actor protagonista, por lo que se procedió a realizar una precuela (Gods of the Arena). Deseándole una pronta recuperación y toda la salud del mundo al galés Andy Whitfield, procederé ahora a despotricar un poco contra la serie.

Sí, despotricar. Lo siento por los fans (y las fans) de la serie. Desde luego no me parece la peor serie del mundo, de hecho tiene aspectos positivos, pero no me entusiasma tanto como a algunas personas, las cuales me la recomendaron fervientemente. No me llega a convencer del todo.

Al principio creía que sería una mezcla entre Gladiator, Roma y 300, o algo parecido. Nada más lejos de la realidad. Se asimila a la película de los espartanos, cierto, en su estética de combates a cámara lenta (aunque en esta serie son bastante menos realistas, con decapitaciones de serie B, y mucho más fantasiosos e irreales, si cabe) sangre a borbotones (aunque la proporción entre Spartacus y 300 sea de 20 litros a 1 o 2 de líquido) y proliferación de hercúleos torsos depilados (si bien resulta más filogay la de los gladiadores en comparación con la de los valientes de Leónidas) .Pero ahí se acaban las similitudes.

Desde luego 300 no fue tampoco una película histórica al uso (tampoco se las daba de histórica, desde luego). Basada en un cómic, interpretaba la historia de la heroica batalla de las Termópilas y de Esparta a su manera, y predominaba la fantasía en gran parte de las escenas. Pero tenía algo, como el lenguaje, las frases, las interpretaciones de los personajes y sus miradas, su determinación, la voz del narrador, incluso la música, etc, que provocaba que te implicases con los protagonistas, padecieses sus penurias, te emocionases incluso (por no hablar de Gladiator...) Roma era una serie violenta y para adultos, no fue nada del otro mundo, pero tenía algo más de guión (aunque también abundaba el lenguaje chabacano y las escenas subidas de tono, continuamente) y suficiente historia interior. En Spartacus resulta complicado ver más allá de los cubos de sangre, las amputaciones físicas y las declaraciones de machito de guimnasio. Hay una historia de personajes, hay un trasfondo; pero no es fácil verlo, por lo menos para mí. Acaba uno (yo, por lo menos. No sé el resto de la gente) saturado del lenguaje soez y patibulario, totalmente extemporáneo (cierto que no es una serie histórica, que es fantástica-erótica, pero...sigue sin gustarme esa tendencia de hacer pensar y actuar a personajes antiguos como si fueran actuales), de la pobreza del guión (la mayoría de las veces) y de las muy gratuitas escenas de sexo explícito que la mayoría de las veces no aportan nada.

Sexo explícito. Es fácil tildarme de mojigato. E injusto. Más que nada porque no lo soy. Bueno, desde luego la serie da lo que promete, esto es, sangre y espectáculos en la arena, aunque para ser honestos en el título deberían haber incluido "y sexo", o "y carne" , o algo así. "Semen", mejor. Totalmente. Con rigurosos planos de genitales masculinos rasurados y femeninos (con toda la pelouse...entonces exclamo "oh, vaya, Ilithia no lo lleva depilado...¡lo sabía! . Esto es vital para la trama. Ya puedo dormir tranquilo") y todo lo demás. Y por supuesto sudorosas y detallistas escenas en el ajo. La serie pretende ir de transgresora, desde luego, creyendo que por mostrar esas escenas (o incluso escenas homosexuales de sodomización) más transgresora es, aunque se queda en tópico, en lo fácil. Y de provocadora, y se queda en parodia. Algo hortera. De hecho, más que de 300, queda más cerca del horterismo carnavalesco de películas como la polémica Calígula, protagonizada por unos decadentes Peter O´Toole (antiguamente Lawrence de Arabia) y Malcolm McDowell (protagonista de La naranja mecánica) en el año 1979. Semi-pornografía de mascarada. La ambientación en la lasciva Roma (si bien el ludus de los gladiadores se sitúa en Capua, la cual, en la serie, más que en una fértil llanura de Campania parece que se encuentre en los Andes o en el Himalaya) es el único pretexto para enseñar kilos y apéndices de carne, así porque sí. A mí me aburre, personalmente. Pero soy yo. Si te basta con una serie que sean toneladas de eso, con alguna pequeña historia dramática por ahí y alguna frase memorable entre tanta polla, coño, joder, puta, pollas de Júpiter, por los putos cielos, mantén tu polla pegada a tu cuerpo, ¿con qué polla te vas a tirar mi cadáver?, por las pollas de los dioses, quiero sentir tu polla dentro de mí, etc, etc, pues te encantará Spartacus. Y lo respeto, conste en acta. Para gustos, colores.

Pero lo siento. Para mí los diálogos son una estafa la mayoría de las ocasiones y a veces resulta complicado encontrarle seriedad o emoción a lo que dicen o a las tramas. Si ves a un maromo casi afirmando "La polla me llega hasta el Vesubio, qué macho soy", pues luego es difícil creerse si sufre, si padece o si está enamorado de tal esclava. Hay que hacer un gran esfuerzo para implicarse. Seres musculados al máximo que sólo saben hacer dos cosas, ambas relacionadas con la carne: o seccionarla o introducirla en otro cuerpo. Cierto que hay personajes menos patibularios y menos machos alfa como el propio Espartaco o su amigo Varro (de los escasos personajes positivos, amables, de la serie). Pero para mí han destrozado a Espartaco. Deberían haber dejado en paz al esclavo rebelde. Cierto que los responsables de la serie no buscaban una fiel recreación histórica al estilo de Yo, Claudio, por ejemplo. Supongo que su intención era acercar al público y a la juventud el personaje del tracio rebelado contra Roma, pero apostando por lo más exitoso, obvio y fácil. Músculos, sangre y sexo, con poco guión, trasfondo y verosimilitud. Decorados irreales de cartón piedra o de ordenador (Capua parece sacada de algún juego tipo Total War o Age of Empires) con un cielo ocre de nubes veloces todo el tiempo.

Intentando dejar a un lado el lenguaje soez (la abundancia del palabro polla es increíble, insisto con ello. La verdad, no soy un purista que abogue por el lenguaje limpio, ni se escandalice por hablar zafiamente. Ahí está el ejemplo de las películas de Tarantino, de Scorsese o de Al Pacino, las cuales me encantan. Ahí puede quedar bien. Pero en Spartacus queda fuera de lugar, atemporal y se hace muy, muy repetitivo, haciendo quedar por académicos de la lengua a los mafiosos de Nueva York, Los Angeles o Miami, ya que éstos saben decir algo más que polla), intentando dejar a un lado el lenguaje soez, como digo, algunas actuaciones de actores son bastante buenas, como el propio protagonista, quien no suele hablar al estilo de sus hormonados compañeros y en ocasiones produce verdadera tristeza. También destacan, a ratos, Batiato por su maldad disfrazada de honestidad, Doctore por su rectitud, serenidad y disciplina o Ilithia por su atractiva perversión casi diabólica. Del resto, poco más. La actriz que fue Xena, la princesa guerrera (Lucy Lawless) se pasa toda la serie hablando de pollas, coños y tirándose a Crixo (el galo rival de Espartaco) , quien da totalmente el pego de actor porno.
Si bien, siendo honestos, es plausible la mejora de la serie según avanzan los capítulos (porque he visto la temporada entera, para realizar una crítica completa) aunque con algunos altibajos, pero sí. En mi opinión, cuando abandonan un poco ese lenguaje monotemático y esas escenas repetitivas y se centran en las traiciones, convicciones y decisiones de los personajes, acelerándose los acontecimientos (precisamente en el último capítulo, y es una verdadera orgía, esta vez de sangre) y se realizan discursos más serios, es cuando la serie alcanza entonces sus mejores momentos. Aún así, le falta algo y le sobra también algo.

Pan (carne) y circo. Pelín hortera. Pornografía reconvertida en serie. Si querían una porno, no hacía falta disfrazarla de serie pseudo-histórica-dramática-gore, ¿Pero todo junto?. Serie sobrevalorada, en mi opinión. La apreciarás si te basta con sangre y vísceras a saco, camboya a mansalva y diálogos de presidio o guimnasio. Si buscas algo más elaborado, con buen gusto (se pueden decir cosas buenas y malas de Spartacus. Pero no que tenga buen gusto) con un poco más de trasfondo, emoción y contenido, más allá de las alcobas romanas, igual no te gusta, o no te gusta tanto, o te aburre un poco.

Supongo que la solución podría ser no tomársela en serio y desprenderla del rigor exigible. Contemplarla como puro entretenimiento, como sea, similar al de los patricios romanos. Entretenimiento básico (muy primario) y simple. Tan primario y simple que lleva a preguntarme si seguimos sin bajar del árbol o sin salir de la cueva. ¿Éste es el entretenimiento preferido, el único? ¿Sangre y sexo?. Pero, ay, ¿si no te llega a entretener? ¿Si llega a aburrir? ¿Si no te cuenta mucho más aparte de que Fulano dé estopa a mujeres y hombres (a cada colectivo de un modo distinto) o Mengana sea una pervertida diabólica?

Así que ya podéis tildarme de mojigato, pureta, pelmazo o excesivamente exigente. No está del todo mal la serie, repito. Pero prefiero las mencionadas 300, Yo, Claudio o Gladiator (cada una en su estilo, y bien diferentes) y algunas películas más antiguas. Personalmente me sigo quedando con esa maravilla de hace 51 años llamada Espartaco, de Stanley Kubrick y protagonizada por Kirk Douglas, Peter Ustinov, Laurence Olivier, Charles Laughton, Jean Simmons y Tony Curtis, entre otros. Una película bastante política, con alguna que otra apología del comunismo, pero un prodigio en muchos sentidos. Ambientación, diálogos y profundidad de personajes, por ejemplo. Enorme película. Una de las mejores de la historia del cine.

5.4.11

5 de abril

El 5 de abril es un día normalito. Un día primaveral, de los que si vives en ciertas partes de España es posible que te provoque los primeros sofocos solares. Un día y una fecha normales, con pocos acontecimientos históricos reseñables como la victoria de Alejandro Nevski frente a los teutónicos en el Lago Peipus en 1242, la decapitación de Danton en 1794 o las elecciones municipales en España en 1931 las cuales acabarían trayendo la II República. Gracias, por cierto, a Wikipedia (no por traer la República, sino por facilitarme las efemérides).

Un día normal, ya digo. Pero hay otro aniversario de índole más individual. Para algunas personas que tienen la suerte (como yo) de tener a esta persona por amiga, no es un día del todo normal, por lo menos para mí, ya que no todos los días alguien cercano cumple años.

¿Qué más puedo decir de la susodicha?. Quien lea más o menos asiduamente este blog (ella misma es lectora VIP del sitio -siendo puristas sería VIR, Very Important Reader- , y mi mayor y mejor crítica) sabe a quién me refiero, aunque la inmensa mayoría no la conozca personalmente. En fin, es mi amiga y eso es lo único que importa.

Prácticamente 6 años ya que nos conocemos....un lejano y cercano septiembre de 2005...el tiempo pasa verdaderamente fugaz, diantre. Con ella he vivido algunos de los mejores momentos ligados a mi experiencia universitaria, dentro y fuera de la universidad . Ha habido otros y muchos memorables con otras personas, por supuesto, pero hoy nos ceñimos a la aludida.

Dentro y fuera de las clases, como digo. Cinco años de carrera dan para mucho. Tantos y tantos momentos que, como ya dije en otra ocasión, resulta imposible condensarlos en una entrada o entradas. Quedan mejor colocados en el interior de cada uno. Aunque una de las épocas más felices que recuerdo es la de mi primer año en un piso, cuando pasábamos tantas tardes juntos estudiando nada de nada o venía a verme como si fuera el doctor que visita al enfermo. Y por supuesto, cuando yo iba a su piso, y he ido. Veces, veces y veces. Desde que empezamos a ser amigos hasta uno de los últimos momentos, cuando preparamos asuntos de la graduación, hechos unos manojos de nervios. O infinitos momentos de hablar. Y en la calle....cuántas tardes en terrazas, o con un granizado o café, o con unas tapas...Risas. O en simples paseos.
O en clase, atendiendo al profesor. Cuántos momentos de complicidad, de afirmaciones, de bromas, de cotilleos, o de garabatos en un folio (casualmente, mis peores apuntes están relacionados con las ocasiones que nos sentamos juntos. Menos mal que no fueron muchas) ....por cierto, hablando de rayajos, aún recuerdo cómo la graciosa de mi amiga me pintarrajeó el brazo a boli implacablemente, mientras yo estaba en la luna de Valencia. Medieval de España, era, me parece. Siempre fui un cándido. Ocurrió en 2º.Tempus fugit...

Ahora mi amiga ya no tiene que atender al profesor, muy al contrario; la profesora va a ser ella. Tablas no le faltan y vocación tampoco. Quizá es demasiada buena persona para este mundo de cafres, pero con su desparpajo innato y sus gotas de prontos (ella sabe lo que digo) va a ser una profesora de órdago. Profesora guapa, honrada, buena e implacable, a su modo. Además, puede matar con la mirada. Así que ojito. La gente se dará pronto cuenta que tiene a una gran profesora. Yo ya lo sé.

Y cuando ocurra todo eso y pasen los años yo espero seguir estando cerca de ella, aunque vivamos en sitios muy distantes, cada uno haya hecho su vida, las circunstancias hayan cambiado y ya no seamos simples estudiantes. Por cerca me refiero a seguir siendo buenos amigos. Seguir teniendo esa complicidad, esa sinceridad y esa proximidad y estar en los buenos y en los malos momentos. Los dos como los grandes amigos que siempre hemos sido, con nuestras bronquillas y mejores situaciones, siempre, aunque no nos veamos en meses y podamos estar sin hablar más de tres semanas. No cortar la cuerda. Y espero seguir considerándola una persona bastante importante en mi vida (hay otras, cierto. Y más importantes. Pero no son manchegas, eso cuenta mucho), porque lo es.

Feliz cumpleaños, amiga.

26.3.11

Recuerdos de letras

Todo se une a veces. Cuestiones familiares, junto con otros asuntos y unido a que, mismamente, ayer fueran las Fiestas de Letras de la que siempre será mi facultad han hecho mella en mí. Fiestas de Letras...

Por un lado no quise ir, cierto, pero por otro mentiría si dijese que una parte de mí no quería estar ayer en la Merced. Son cinco años y demasiados recuerdos, todos muy felices por cierto. Recuerdos de rostros muy apreciados, pañuelo, algarabía, compras apresuradas, convivencia, risas y desfase. Y no un día, sino tres. Tardes de pub lleno hasta la bandera, tarde eterna con esa irrealidad mítica de ensoñación que desprenden los días etílicos. Recorrer las calles del centro con unas copas de más, durante el día, es una experiencia única, creedme. Es uno de mis mejores recuerdos, de hecho. De mis años despreocupados.
Tengo algunos recuerdos imborrables de esos días: el desayuno con emoción y nerviosismo; el carro de la compra por la calle; la elaboración de la sangría y el primer trago; algunas fotos; risas imperecederas; que el colega de la comisión (o de la clase. A veces pertenecía a los dos sitios) te cuele en el garito o te ponga de gorra todas las copas que sean; el agobio de los pubs; la ducha del jueves noche justo antes de salir por última vez, y la cena posterior....Alegría.

Por otra parte, la falsedad de la gente (no toda, cierto. No generalizo) y el hecho de que haya un antes y un después del 23 de octubre de 2008, con mis errores pasados me llevan a no darle tanta importancia al hecho y a tomármelo con filosofía, como si fuera un día más sin más valor. O desprovisto de ese aroma a leyenda y día memorable. Es decir, claro que es un día memorable para la gente. Pero yo me he buscado la conversión de día memorable a día excesivo y relacionado íntimamente con lo del antes y el después. No puedo dejar de entonar el mea culpa. Cosas que pasan. No hay otra. La Losa, como yo lo llamo.

Pese a todo concebirlo como simple día normal es difícil, desde luego. Son muchos recuerdos, sean buenos, malos, falseados, etílicos o equivocados.


Supongo que todo llega a su fin. Pero qué fines a veces, maldita sea.

21.3.11

Diez horas en tren

Acabo de volver de Almería. Unos días fuera por motivos algo familiares, los cuales me han servido para alejarme un tiempo de la vorágine de pólvora, riadas de gente y estruendo de las Fallas. Bueno.

Para regresar a Valencia opté por tomar el tren. No sé si por haber cogido trenes desde pequeño , pero soy bastante anti-autocares, y desde luego prefiero mil veces el viaje en ferrocarril. Aunque el viaje sea largo, me entretengo con libros, música o la misma contemplación del paisaje. Pero, como mucha gente sabe, entre Almería (y Granada) y Murcia hay un gran vacío en cuanto a vías se refiere, desde hace muchos años y en ciertas zonas desde siempre.

Que en la España del AVE, tan mediático y pomposo, sigan existiendo zonas tan yermas si de comunicaciones hablamos, es bochornoso. Pero para qué se va a protestar. Que Almería, uno de los principales puertos españoles en cuanto a pasajeros (el 6º) y mercancías, y un buen aeropuerto en una zona de creciente ocupación turística, carezca de una vía rápida a Málaga, Cartagena y Valencia más allá de la autovía, es inexplicable. En ese sentido Almería sigue estando como en los años 20 del siglo XX. Si uno contempla un mapa de España de tendido ferroviario, observará el amplio territorio en blanco existente entre la mayor parte de la provincia de Almería, la de Murcia, la de Albacete y la de Jaén. Ello quiere decir que, un viaje en tren entre Valencia y Almería (distantes 472 km. Por carretera se suele tardar cuatro horas y poco más) por ejemplo, se traduce en un recorrido por media España, con parada y fonda en Alcázar de San Juan, Ciudad Real, a casi 450 km de Almería.

Así que bueno. Ya he tomado ese tren (el Arco) otras veces. De Almería, la triste estación de Almería, con menos trenes que en Mongolia, se sale a las 7:36 de la mañana. La expedición se reduce a un viejo vagón y medio,con cuatro pasajeros (de verdad) por supuesto sin cafetería ni nada por el estilo, ni megafonía que anuncie las estaciones donde para. Esto unido a lo agreste del paisaje (se recorre el valle del río Nacimiento, encajado entre Sierra Nevada y la Sierra de los Filabres) hace que te sientas como en un western (de hecho algunas estaciones han salido en diversas películas) ya que, si te bajas en algún apeadero, lo haces en completa soledad y en un silencio total. Sólo falta que te tiren la bolsa de equipaje y el tren se marche echando humo.

Y despacito, hacia arriba, arriba y lejos. Siguiendo la antigua vía entre Almería y Linares (más de 120 años construida) se pasa por el polvoriento pueblo de Guadix con sus casas-cueva, los yermos llanos del Marquesado con las montañas cubiertas de nieve y posteriormente el tren se adentra en la provincia de Jaén, con sus lacónicos y repetitivos olivos. Millares y millares. Un olivo, otro, otro, otro, otro...hasta donde alcanza la vista y más allá. En torno a las 11:15 se llega a Linares, antaño una estación de cierta importancia por sus minas y su emplazamiento en un nudo de comunicaciones entre Sevilla y Madrid. El pueblo es un buen lugar en el cual viví felizmente cerca de 9 años. La estación ha perdido tráfico, pero este tren de Almería se ha de detener un cierto tiempo, casi 40 minutos. ¿La causa? Esperar a los vagones procedentes de Sevilla, Málaga y Córdoba y proceder al ensamblamiento de composiciones. El tren crece. Minutos y minutos que dan para mucho. Hasta para que un melillense de mi edad me cuente su vida de trapicheos, tráfico de drogas, causas con la justicia y situaciones de frontera marroquí, su hijo pequeño y su deseo de empezar una nueva vida lejos de allí. Sobre las 12 de la mañana, de nuevo en marcha. Jaén es una provincia agreste y despoblada, pero de mayor verdor y frondosidad que Almería. Y desde luego se ve el agua correr. Ahora se cruzan los impresionantes tajos y pendientes del desfiladero de Despeñaperros, de tantas evocaciones bandoleras.

Al paso de Sierra Morena, poco a poco el paisaje va mutando y se va mesetizando. Si antes sólo veías olivos y ese verde oscuro unido al fuerte aroma a almazara, ahora sólo ves interminables llanuras ocres increíblemente planas, con cepas, cepas, cepas, cepas...recorremos Valdepeñas, tierra de vinos. Mudela, Almuradiel, Valdepeñas, Manzanares, Alcázar de San Juan. Molinos de viento. Provincia de Ciudad Real. No es el peor lugar de España, ni mucho menos, pero evidentemente, si vas de Almería a Levante y Cataluña (o viceversa) no es necesario recorrerse media Mancha. Así que a Alcázar de San Juan, todo un nudo de comunicaciones a menos de 150 km de Madrid, se llega sobre las 13:30 de la tarde, si no hay retrasos. Aquí de nuevo hay que unir piezas y se espera al tren de Extremadura. Por la procedencia de pasajeros y cuestiones de la vida, este tren por tanto fue muy utilizado por los emigrantes del sur hacia Cataluña en el franquismo. Éste y la línea de Granada-Lorca-Murcia-Valencia, cuando existía. Pero bueno, ésa es otra historia. Una vez ensamblado, de nuevo en marcha a las dos de la tarde. Ahora, por esa Mancha dividida en las cuatro provincias de Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Albacete. Llanuras interminables con cultivos que mi inexperto ojo de hombre de ciudad no sabe identificar. Lugares de gente muy querida para mí. Socuéllamos, Villarrobledo, La Gineta, Albacete, Almansa...típico paisaje mesetario, de planicies sólo interrumpidas por árboles solitarios o en pequeños grupos, aunque ya nos vamos acercando, al menos, al Mediterráneo y la ruta natural que debería ser la empleada. Por eso ya prácticamente es un paseo cuando rebasas Almansa y Fuente la Higuera (como hicieron los felipistas en la Guerra de Sucesión del siglo XVIII) y alcanzas Játiva/ Xátiva (sin quemarla, claro) y la huerta valenciana.

Así que son más de las 17:00 cuando llegas a la Estación del Norte de la ciudad de Valencia. Oficialmente la hora de llegada es la de 16:50, pero oficiosamente se suele llegar a las cinco muy pasadas, y media prácticamente. Y no acaba aquí la eterna comitiva. Se continúa a Barcelona, llegando sobre las 21:00.

Pero yo, ya me bajo, felizmente. Casi diez horas en el tren, como quien dice.
España sigue siendo muy peculiar y en muchos aspectos las cosas no han cambiado.

13.3.11

Desde el corazón de las tinieblas

A mí me atraen mucho las hazañas de otros tiempos. Sigo siendo fantasioso y me inclino por las historias de valentía y esfuerzo sobrenatural. De grandes exploraciones y proezas. Eso sí, entre las páginas de un libro y en casa. Dudo mucho acerca de yo navegando algún día por este río. Bueno. Llevaba tiempo queriendo hablar aquí de otro hecho no demasiado bien conocido, o reconocido. La "aventura" del televisivo Jesús Calleja, en la cual ha estado a punto de morir ahogado, me sirve de perlas para traerla aquí ahora.

El hecho no es otro que la exploración del río Amazonas por parte de Francisco de Orellana en 1542. Su descenso desde los Andes hasta la desembocadura en el Océano Atlántico, después de 7 meses de viaje y casi 5.000 kilómetros de navegación. Una proeza olvidada, como casi todo lo pasado en nuestro país.

Orellana nació, como otros tantos conquistadores españoles de los primeros tiempos, en Extremadura. Concretamente en Trujillo, Cáceres, en 1511. También era normal la familiaridad entre los exploradores, y Orellana era posiblemente primo de Francisco Pizarro. Cansado de ver al gorrino revolcarse en el barro, llegó con 16 años a América y sirvió en el ejército de Pizarro en la conquista del Perú, donde perdería un ojo. En 1537 participó en la reconstrucción de Santiago de Guayaquil, asediada por los indios. Posteriormente se unió a los hombres de Gonzalo Pizarro, gobernador de Quito, en busca del mítico País de la Canela, en 1541. En total unos 4.000 indios y 220 españoles.

Así que traspasaron los Andes, pasando a la selva. Después de un año de infructuosa búsqueda, y diezmadas sus fuerzas,en febrero de 1542 la expedición acordó dividirse en dos: Pizarro regresaría a Quito y Orellana se adentraría río abajo en busca de alimentos, oro o el País de la Canela. Es entonces cuando comienza la odisea del extremeño. Descendiendo por el Napo,el Trinidad, el Negro y el Amazonas (que aún no se había bautizado, por supuesto), la expedición de Orellana (apenas treinta hombres) alcanzó el Atlántico el 26 de agosto. Una enorme desembocadura de 300 km de ancho. De vuelta en España, el rey Carlos le nombra gobernador y le da permiso para explorar y tomar posesión de tamaños territorios, y nuestro Orellana fallece en 1546, asaeteado con flechas venenosas, en el transcurso de otro viaje, en este caso remontando el gran río.

El primero no fue un viaje fácil, desde luego. Si es hoy día, después de cientos de años de industrialización y deforestación y en la era de la tecnología, cuando aún el gigantesco río es de difícil navegación y da miedo, no ya sólo por la fuerza de sus procelosas y oscuras aguas sino por todo lo que en el Amazonas hay dentro y le rodea. Desde luego no me quiero ni imaginar cómo debían de ser las noches en la expedición (y los días, a pleno sol, es igual) a bordo de las poco fiables embarcaciones para estos castellanos que la única idea que tenían de animales eran los vistos en sus campos, y menos aún, de indígenas. Unos habrían leído los relatos desde 1492. O sabrían algo de oídas. Otros, ni idea de nada. Es cierto que en la comitiva venían indios desde Quito, pero Orellana y sus hombres fueron atacados por infinidad de tribus nunca vistas, por supuesto. De ahí el nombre de Amazonas. Orellana, conocedor de historias reales e irreales, relacionó los indígenas de pelo largo que les atacaron con las amazonas de la mitología griega. Nunca se ha sabido si fueron mujeres o no los guerreros vistos por los castellanos; uno de los cronistas, expedicionario, siempre se decantó muy convencido por la opción femenina.

Mujeres o no, los indígenas de extrañas armas y dardos venenosos no eran el único problema. A la falta de víveres y provisiones (¿quién se fiaría de comerse un animal nunca imaginado ni en sus peores pesadillas? ¿Un tapir? ¿Qué demonios...?) la expedición no fue únicamente fluvial en su totalidad; se recorrieron tres o cuatro afluentes aparte del Amazonas, por tanto hubo trechos terrestres con los bártulos a cuestas. Los castellanos, acostumbrados a animales de granja o de monte, conocieron entonces al simpático jaguar, al discreto caimán, aves casi mitológicas, innumerables serpientes y reptiles venenosos, extraños monos o rarísimos insectos inexplicables poco amistosos (muchas especies aún siguen sin conocerse). Eso no era cazar jabalíes, conejos o lobos, debieron pensar. Eso en tierra. El agua estaba repleta de serpientes, miles y miles de tipos de peces (como las terribles pirañas) y multitud de anfibios. Ello unido a la extraordinariamente variada vegetación bien pudo hacerles creer a los aventureros que estaban en un sueño demasiado largo. Un sueño de siete meses en la jungla, nada y menos.

Desde luego se les pondrían de corbata innumerables veces a Orellana y sus muchachos. Eran valientes, desde luego. Pero en los exploradores españoles (y en el resto de exploradores, pero lo cierto es que los españoles lo hicieron antes, mejor y antes, que los de otras nacionalidades) aparte del factor pelotas cuenta mucho la codicia y el afán de oro. La inmensa mayoría de los exploradores eran hidalgos y propietarios empobrecidos de los campos de Castilla y de Extremadura. Sin otra salida que la de cuidar piaras de cerdos u obtener algún matrimonio provechoso, los aventureros buscaban oro y plata, el método más rápido de salir de la miseria. Por tanto llegaban a donde hubiera que llegar. Y en muchos casos se hallaban muy influidos por los relatos mitológicos o de los indígenas (quienes la inmensa mayoría de las veces les engañaron) acerca de tierras de inmensa riqueza. Si les hubieran dicho que el Reino de El Dorado estaba en el Everest, en Siberia o en el Polo Sur, por supuesto más de una expedición se habría lanzado a alguno de esos lugares. Y seguramente hubieran plantado la cruz y la bandera castellana en la cima del Himalaya o en la Antártida.

El río Amazonas mide poco más de 7.000 km, el mayor del mundo. Siempre se había creído como más largo el Nilo, pero las investigaciones de los últimos años relacionan al río con la fuente cerca del Monte Misti, en los Andes peruanos, a más de 5.000 metros de altitud. Rodeado por una enorme cuenca hidrográfica (casi la mitad de América del Sur) formada en su mayor parte de selvas (de 7 millones de kilómetros cuadrados; Europa, por ejemplo, tiene 10) , el Amazonas lleva más agua que el Mississippi (3.700 km) el Yangsé (6.300) y el Nilo (6.750) juntos. Su caudal no es moco de pavo. De hecho expulsa al oceáno la quinta parte de agua dulce del mundo, y desde la desembocadura el agua es potable hasta cientos de kilómetros mar adentro. A la importante ciudad brasileña de Manaus, a unos 1.600 km del océano, es posible llegar en transatlántico. Pese a la contaminación y deforestación, afortunadamente sigue siendo el principal pulmón verde del planeta y aún hay muchos aspectos desconocidos de la Amazonia, empezando por los miles de especies vegetales y animales sin catalogar.

Todo esto son datos abrumadores. Siempre ha existido, desde el principio de los tiempos, desde el comienzo del mundo. Y con la aparición del hombre quedó habitada de innumerables tribus indígenas, cada una en su aldea. Pero en 1542 Orellana y un puñado de locos castellanos se atrevieron a descender de los Andes para llegar al Atlántico. A cruzar un reino donde los reyes eran aún los árboles y sus siervos, bestias desconocidas. Una odisea desde el corazón de las tinieblas.