22.6.15

"Jurassic World": un digno entretenimiento entre la nostalgia y los píxeles



Mea culpa. Por una vez he pecado de bocazas (aunque no es mi primer patinazo) y hace unas semanas juzgué como "innecesaria" a la cuarta entrega (¡cuarta ya!) de Jurassic Park / Parque Jurásico...

Una vez vista, puede decirse que aunque queda lejos de la vieja e insuperable primera parte, es un entretenimiento muy digno, el cual por supuesto machaca (algo bastante fácil)  a esa desgraciada mierda llamada Jurassic Park III  (2001),   y que incluso -según mi particular opinión, por supuesto-  mejora a la segunda parte (1997), pues con los años he ido viendo con mayor ojo crítico a ese The lost world/ El mundo perdido. 

Siendo sinceros, acudí al cine sin pretensiones y no esperaba ninguna maravilla de este Jurassic World, más que nada por el tipo de películas que se hacen actualmente en nuestra posmodernidad (blockbusters más próximos al videojuego que al cine)  y porque Spielberg ya no es el que era, ni dirigiendo ni produciendo. Pero el resultado, recalco, está por encima de lo que mi pesimismo imaginaba: una nueva aniquilación del espíritu de 1993. Felizmente, no ha sido así y me atrevería a decir que de las cuatro películas, es la segunda que más me ha gustado.

Jurassic World es una película realizada clara y expresamente para arrasar en taquilla (como efectivamente está haciendo)  y por tanto entretiene, y mucho, y maravilla hasta cierto punto, pues a estas alturas de la vida ya no nos vamos a impresionar  demasiado por algunas imágenes, ni adultos ni tampoco los niños de 2015, menos propensos incluso a sobrecogerse, tan tecnologizados como están ya.  También es una secuela o una cuarta parte desde una especie de reinicio, en la que los personajes de las tres primeras ya no aparecen, pero siguen estando muy presentes en la trama y en las bocas de los protagonistas; al fin y al cabo la historia se desarrolla 20 años después y  en el mismo lugar que Jurassic Park: la ya mítica isla Nublar. 

Y ahí radica una de sus mayores virtudes, pues la película está trufada de referencias y homenajes a la de 1993, pese a que esto lastre un poco su originalidad. En este sentido, aunque sea un largometraje destinado a un chaval o un niño actual, que en ese año aún no era ni un proyecto para sus padres, por otra parte está hecha por y para los mismos que se maravillaron con Jurassic Park hace ya más de dos décadas. Se nota, por ejemplo, que el joven director, Colin Trevorrow (nacido en 1976, leo por ahí) quedó fascinado en su momento y  ama de verdad a esa obrita maestra de Steven Spielberg, quien, aunque sólo produce, se deduce que ha tenido sintonía con el director, el cual ha demostrado respeto y devoción  hacia ella en su mayor parte. De hecho podría decirse que buena parte de la película es también un homenaje a todos los que nos emocionamos  (y lo seguimos haciendo) con Parque Jurásico.

Ya escribí en su momento  sobre la adaptación de la novela de Michael Crichton que Spielberg llevó más allá  y  todo lo que supuso, todo lo que me marcó, todo lo que sentí y todo lo que me cautivó, pero, ay amigo, qué sensaciones volví a experimentar el otro día, cuando ya creía que con casi 30 años sería incapaz de emocionarme con ciertas películas...fue volver a ver la isla Nublar (ya sólo leer en pantalla isla Nublar estremece) y ciertas estancias  y volver a escuchar las eternas notas de la música compuesta por John Williams, y en mi cuello comenzó a correr un cosquilleo indescriptible mientras se humedecían mis ojos.  En esas escenas me sentí como si volviera a tener 8 años. 

Otra de las virtudes de este Jurassic World es que, pese a realizarse en 2015, bajo la dictadura de lo digital y de los apabullantes efectos especiales generados con  ayuda  informática, se ha intentado darle un cierto sabor añejo, a cine de antes, y, aunque los dinosaurios artificiales son realmente impresionantes (si bien los de Jurassic Park parecían más reales) también se nota la cantidad de decorados y estructuras que se han construido expresamente para la película; por tanto, no estamos ante un videojuego donde los actores de carne y hueso aparecen incrustados, que es en lo que se han convertido la inmensa mayoría de largometrajes de aventuras/ciencia ficción/ fantasía/ acción. Y el veterano Spielberg no ha sido inmune a esta moda, por desgracia, aunque parece que por lo menos para  Jurassic World ha recapacitado. O eso o se ha impuesto el criterio del director.

Visto en perspectiva, puede decirse que en ese sentido la añeja Parque Jurásico tiene parte de culpa pues  fue el principio del fin de todo: sus extraordinarios efectos especiales anunciaban el nuevo tipo de cine que iba a imponerse; aunque como fue una de las primeras ( tempranos años 90), el equilibrio entre CGI y realidad se daba correctamente, además de que los enormes dinosaurios  animatrónicos del fallecido Stan Winston, tan verídicos,  aparecían bastante,  y los actores tenían su importancia. Pocos directores han seguido ese camino sugerido (baste recordar el infame Peter Jackson de El Hobbit), senda que parece haber escogido este Colin Trevorrow. Hay esperanza, quiero pensar. 



Lo mejor:

- El respeto y devoción por Jurassic Park,  las referencias, homenajes y motivos recurrentes, como la música, y el esfuerzo por restaurar la decadencia de la tercera parte. Lógicamente quien quedase marcado para siempre en 1993 apreciará mejor  lo que quiero decir, y me entenderá perfectamente. Hay alguna sorpresa, e  incluso más de un personaje en el cual quien era un niño hace 22 años, se sentirá identificado.

- El cierto equilibrio entre lo real y lo virtual, entre la nostalgia y la modernidad, por así decirlo. Los efectos generados por ordenador son de vital importancia en la película, sí,  pero también  lo son los apreciables decorados construidos pieza a pieza y algunos actores. Además, el parque de atracciones en sí, el sueño del viejo Hammond por fin cumplido, es una gozada, con todo lo que contiene,  todo lo que insinúa y todo lo que se deduce. 

- Los dinosaurios, de entre los muchos que aparecen,  impresionan, aunque puestos a elegir prefiero los de Parque Jurásico con su apariencia más pesada, más real.  Cierto híbrido es  espectacular y acojonante. También se notan algunos muñecos (animatronics) rugosos y más lentos, detalle entrañable del Spielberg de antaño, aunque ya no esté el gran Winston. 

- Cierto tono de autocrítica acerca del consumismo, el mercadeo, el marketing  y la dictadura del dinero.

- La película, además de un muy buen ritmo,  tiene mucho humor y sabe reírse incluso de sí misma. 

- Actuaciones destacables de ciertos actores y actrices, especialmente Chris Pratt, con un personaje, pese a su simpleza, un punto carismático y atractivo, y Bryce Dallas Howard,  quien también me acabó gustando. 

- Agradecida combinación de "película taquillera para la chavalería" y "entretenimiento sangriento  y una pizca de complejo para adultos". 



Lo peor: 


- Pese a su poder evocador, estamos en 2015 y  tanto el público como  las productoras demandan espectáculo. Quiero decir que el ruido y el píxel tienen su peso, y donde en Parque Jurásico bastaba con un vaso de agua temblando o una puerta de la cocina abriéndose, aquí se tira de CGI. 

- El nuevo rol de los velocirraptores. 

- Los niños, las familias y sus tramas. ¿Qué sería de Spielberg sin infantes con problemas en casa? Por otra parte, en las tres entregas anteriores de la saga también había niños exasperantes; sólo con recordar a la niña negra de El mundo perdido me estreso. 

- Aunque no puede exigirse mucho,  dominan los clichés, la mayoría de personajes son ciertamente planos y se echa de menos a Hammond, al doctor Grant o a Ian Malcolm. Incluso a Dennis Nedry. 

-  Puede que estemos ante una nueva trilogía, y una vez que se ha mejorado el nivel tras el estropicio de la tercera, cuatro películas parece más que suficiente.  Aunque la dirigiera el mismo director y Spielberg siguiera estando detrás, no suele salir nada bueno de nuevas y taquilleras sagas, especialmente si se hacen  versiones de grandes largometrajes de los 70 y 80, tan en boga actualmente. 

- (Ésta es muy personal, por mi nostalgia característica) El paso del tiempo y la pérdida de la capacidad para asombrarse, y los ojos, que no son los mismos que hace 22 años.  Cuando piensas que nunca vas a volver a ser ese niño que soñó con dinosaurios, o por lo menos desenterrarlos, que se sabía más nombres que el Triceratops, el Diplodocus y el T-Rex. 

2 comentarios:

  1. ¡Pues me la apunto! ^^*
    Una de las razones por las que voy poco al cine (y me pesa) es porque todas las películas que se ven en cartelera obedecen a dos tipos: O el tema no me interesa en absoluto, o veo que se trata de una chufa comercial que aprovecha el tirón de algo de moda o recurre a lo nostálgico para atraer al público. Y me olía que la nueva de Parque Jurásico iba a ser de las segundas.
    Pero como le das el visto bueno, y dado que tenemos gustos parecidos, puede que le dé una oportunidad. ¡Buena recomendación!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jeje, sí, el director sabe que lo nostálgico vende, y lo usa bastante bien. A mí me convence porque como sabes, la primera supuso y supone mucho para mí. Pero ya te digo, tampoco es una peli-videjuego que abuse del CGI. Ya me contarás! ;)

      Eliminar