11.3.11

Una mañana de marzo

Han transcurrido ya siete años. Pero sigo teniéndolo muy nítido en la mente.

Una mañana que comenzaba normal, como siempre. Una noticia repentina. Confusión. Al principio parecía una alarma sin mayores consecuencias. Luego se reveló como una de nuestras mayores tragedias.

Los trenes de la muerte.

Una canallada de una caterva de indeseables, contra los que no existen adjetivos. Una indignidad. Los verdaderos responsables de la masacre. Muchas incógnitas.

Un gobierno desbordado. Una oposición desleal. Unos medios de comunicación implacables. Manifestaciones. Un uso más que discutible de la jornada de reflexión. Un vuelco electoral.

Pero lo verdaderamente importante es la masacre. Masacre. 2000 supervivientes marcados para siempre. Muchas más afectadas. 193 almas inocentes sesgadas de raíz.

Siempre en la memoria. Descansen en paz.

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