22.1.11

Reflexión necesaria

Sucede algo curioso, o difícil de explicar: cuanto más me implico con la gente, cuanto más doy de mí, más chascos me llevo y más solo me voy quedando. Después de 5 o 6 años con mucha gente a mi alrededor, ahora parece que estoy en un páramo. Y la cuenta sigue bajando...

Tal vez el fallo sea mío. O no. No lo sé.

El caso es que estoy tomando el camino del coyote, animal eminentemente solitario. Cuando me da la vena, afirmo "no necesito a nadie". Quiero creer que es verdad, pero sé que no es así.

Y a todo esto, cuestiones familiares de por medio, mi futuro más que incierto y con la incógnita de saber cómo hubiera sido mi vida (cómo hubiera sido nuestra vida) en Almería si mi padre hubiera seguido adelante al pedir el traslado. Pero cuando no se puede, no se puede, y hay que anteponer la cabeza al corazón en ocasiones. El caso es que me gusta esto. Valencia, se entiende.Aunque mi Almería siempre será mi Almería, y si escucho "En er mundo" irremediablemente me acuerdo de ella y del sur, por ejemplo. No sé por qué, con ese pasodoble, pero es así. Y tengo que darle una oportunidad a Valencia. Se la dí a Murcia en su momento, así que adelante.

En fin. Hablaría de los pinganillos y todo eso, pero no tengo ganas. En primer lugar, porque no va a servir de nada y en segundo, porque me da igual. Me empiezan a dar igual bastantes cosas.


En fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario