12.1.11

Jugando a la Historia ficción

El suplemento dominical del 9 de enero del muy plural (en mi opinión a veces demasiado plural...tanto que a veces raya en la demagogia y en la contradicción) diario “El Mundo” nos sorprendía con el titular “Si España fuera musulmana” ya que en 2011 (en verano) se cumplen 1300 años de la batalla de Guadalete. Es decir, si no se hubiera producido la denostada (por algunos sectores muy políticamente correctos) Reconquista. En la portada de la revista destaca un peripuesto Antonio Gala caracterizado como Tariq, el primer invasor árabe de relieve en la Península, quien llegó hasta Astorga, Huesca y Tarragona.

El especial resulta bastante interesante en sí, ya que son las habituales secciones de moda, costumbres, comida, estilo de vida, etc, pero todo ello al modo musulmán. Incluso hay montajes fotográficos de algunas ciudades españolas y demás. Vamos, un ejercicio de historia-ficción sin meterse en demasiados pantanos, ya que de lo contrario sería más problemático. Todo más o menos políticamente correcto, casi justificando la mala interpretación del Corán o el trato vejatorio hacia la mujer.

Y bueno, al principio del todo, una entrevista que no tiene desperdicio con el citado Gala. Claro que si uno está acostumbrado a las barbaridades que escribe en su Tronera del mismo “El Mundo” día sí y día también, sorprende menos. En la entrevista, entre otras lindezas, aparte de un furibundo ataque contra Castilla (manda huevos) , habla de la consabida “convivencia tierna”, de que la Reconquista no puede llamarse así, que los árabes no perseguían la conversión de nadie y que eran muy cultos (Gala parece olvidar – o negar- también que los árabes que se establecieron en España venían mayormente de la muy romanizada Siria y del Norte de África, que no era ni mucho menos como es ahora). Además afirma muy seguro que él estaría en el mismo sitio, y escribiendo, por supuesto. (Tal vez cuando sus amados y cultos árabes se enterasen de su tendencia sexual, lo marginarían o harían cosas peores. Al estilo iraní). Despotrica, cómo no, de los Reyes Católicos, del fin de Granada y de la expulsión, pasando olímpicamente de los motivos que llevaron a los castellanos a realizar tales hechos, sacándolo todo de contexto. Y pasa un poco por encima, cómo no, y tampoco me sorprende, del machismo, del ascenso del integrismo y del peligro del terrorismo. Supongo que don Antonio Gala sería de los que se plegasen encantados e ignorantes cuando un nuevo Tariq o Muza cruzase el estrecho de nuevo, reclamando Córdoba y Toledo.

Todo esto está muy visto ya. Quiero decir, estos filoárabes que desprecian la Reconquista, abominan de nuestra cultura histórica y religiosa y ansían haber vivido esa época (ya sea el Califato de Córdoba, el Reino Nazarí de Granada, las Taifas o la Invasión de 711) sólo por lo que han leído superficialmente. Poco importa que la realidad fuera muy distinta y de que todos nosotros (todos los españoles) evidentemente no seríamos, no estaríamos como en la actualidad. Vamos, ni en la actualidad ni hace 50, 100, 200 o 400 años. Toda esta gente muy filoárabe y anticristiana, pero cómodamente instalada en el Albayzín, o al lado de la Mezquita, o en la calle Betis, o en Barcelona o en Zamora. Pijoprogres que toman té con menta y se visten a la oriental, cual Sherezade (o eso creen) mientras contemplan el atardecer con Sierra Nevada al fondo. La inmensa mayoría no conoce el islam en su verdadero terreno, no ha ido a Argel, Tripoli, Jartum, Damasco, Teherán o aun Marruecos. Para nada.


Desde la comodidad de nuestra aborrecida occidentalidad es muy fácil (e ingrato) despotricar contra lo que eres, lo que has sido, cuando todo eso te ha dado de comer y ha conformado, para bien y para mal, tu identidad, tu devenir histórico y tu cultura. Ya que jugamos a historia-ficción, podemos plantearnos , como dice el Magazine, si no se hubiera producido la Reconquista. Mmm, a ver. Si tras el jaleo de los Reinos de Taifas, o si hubiera perdurado más el Califato de Córdoba, y si Francia o Italia no nos hubieran invadido en los siglos XII o XIII (quizás se hubiera formado un estado tapón en el Norte, bajo influencia francesa) con la imparable decadencia del mundo árabe desde el siglo XVIII, pues no sé... Es probable que hubiéramos sido un país similar a Libia, Marruecos o Líbano. Vamos, países mediterráneos que fueron profusamente romanizados, pero cayeron en manos árabes en siglo IX. Al principio todo muy guay, todo muy culto y muy andalusí, pero conforme van pasando los siglos, qué curioso, la parte cristiana del Mediterráneo va expandiéndose, cuando no formando potentes imperios, mientras en la musulmana, los otomanos conquistan Bizancio en 1453, pero la fractura ya va a ser irreparable, porque supone el fin de la cultura clásica en el Mediterráneo Oriental y su progresiva decadencia. El Imperio Otomano empieza a deshacerse en el XVII y alcanza las cotas más bajas en el XVIII y XIX. Ahora es cuando el mundo musulmán, anclado aún en los preceptos medievales, pierde definitivamente la comba con Europa. Ahí ya todo se descompone en multitud de naciones, a cada cual más miserable y alejada del progreso, que, la que no es independiente cae en manos de alguna potencia europea como Francia o Gran Bretaña. Ni que decir tiene que, de no haberse producido la Reconquista, Colón no hubiera descubierto América. O sí, la hubiera descubierto, pero bajo bandera francesa o inglesa. Con lo que el Imperio Español y todo lo bueno y malo que ha conllevado se hubiera ido al carajo. Quién sabe, si no hubiera habido Reconquista, cómo hubiera sido el Mediterráneo desde el siglo IX. En fin, memeces. Es todo muy complicado. Y desde luego, ahí está la fabulosa historia de los hispanocristianos desde los difíciles tiempos de Covadonga, que luego, bajo la atenta mirada de los francos, salen de sus valles cantábricos, mientras poco a poco pasan a la Meseta, cruzan el Duero, el Ebro, el Tajo, el Guadiana, se detienen en Sierra Morena, pasan al valle del Guadalquivir y de nuevo se detienen. Ya fueran guiados por intereses económicos, culturales o patrióticos (que diría Sánchez Albornoz), lo cierto es que fueron avanzando. Mientras, los malvados cristianos aragoneses y catalanes, al detenerse en Murcia, se expanden por Italia y Grecia. A todo esto, los cultos y tolerantes árabes se dedican a engordar y a construir maravillas arquitectónicas, a la vez que aprovechan buena parte de las estructuras (como ciudades, caminos o regadíos) romanas para asentar su imperio. Intentan echar al mar a los bárbaros cristianos, y, aunque con algunos pacten o les permitan vivir (si pagan impuestos) poco a poco estos godos van surcando la Península. Finalmente llega 1492 y poco da más de sí Al-Andalus. El resto es bien conocido.


Nos puede gustar más o menos, podemos admirarlo más o menos, pero es lo que hay. Es lo nuestro. Lo cierto es que España, por la que en tiempos protohistóricos pasaron pueblos que vete tú a saber de dónde vienen, y después fenicios y griegos, se romanizó sobremanera, con todo lo que eso conlleva, especialmente si hablamos de cultura. Luego fue inexorablemente invadida por los bárbaros (que asimilaron, más o menos, esta cultura hispanorromana) como el resto de Europa, y en el 711 (a diferencia de la mayor parte del continente) cayó en manos árabes. Ello, qué duda cabe, nos enriqueció aún más y los resultados son bien palpables y no hace falta que los enumere. Pero eso no podía ser. Permanecer bajo la órbita musulmana. España era como Francia o Italia, no como Arabia. Libia o Siria tampoco, en principio, pero su devenir fue distinto. España, ya fuera por una cosa o por otra, tenía ya una fuerte base romana y cristiana aderezada con el componente visigodo que hacía difícil que fuera a permanecer siempre con los mahometanos. Cierto es que les debemos mucho y buena parte de nuestra cultura no se entiende sin los musulmanes, especialmente al sur del Tajo. Pero de ahí a decir Puta Castilla, y que somos descendientes de Abderramán hay un abismo. Lo dice mucha gente y lo digo yo, que he nacido en Almería, ciudad a la sombra de la mayor fortaleza musulmana de la Península, y una tierra en la que muchos han visto siempre como el Norte de África. No se puede renegar de lo que fuimos en el pasado. Yo no la desprecio y reconozco su influencia, y España es una suma de todo. Pero hay españolitos que abominan de la cultura cristiana y adoran a la árabe. Necedades. Eso es así y lo siento mucho, señor Gala.


Hace no mucho hablaba de todo lo bueno que tenía España, centrándome también en monumentos, escritores, pintores o personajes. Todo eso también al carajo, pues. Nada de todo eso. Vaya una España sería. No digo que tenga que ser necesariamente peor que la tenemos y la que hemos tenido, pero el resultado podría ser demasiado diferente, incluso para toda esta gente que ama el Islam.

Así que nada. El día que venga un nuevo Tariq, no estaré como Gala tomando té, esperándolos bajo un naranjo y leyendo el Corán. El exilio sería lo más fácil y lo más cobarde, por tanto lo recomendable sería un suicidio, que también sería cobarde pero al menos no contemplaría los acontecimientos. Vistos los tiempos que corren, iré preparando la cicuta...

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