1.2.12

Una de españoles (entrada del 14 de abril de 2010)

Hoy quería actualizar, pero como a la vez carecía del tiempo necesario y la inspiración y ganas oportunas, el respetable público me permitirá un "copiar y pegar" de una de mis propias entradas, mi cuarta, para ser más exactos, el 14 de abril de 2010, cuando comenzaba en esto de los blogs. Pese al tiempo transcurrido, es básicamente "más de lo mismo" en cuanto a mis temas recurrentes, casi una obsesión se podría decir. Pero no me cansa, por supuesto. Me encanta y me divierte, aunque me entristece un poco. Además es algo oportuno, porque por una parte me he acordado de esto al ver lo del "Gibraltar español" del actual ministro de exteriores español a su homólogo británico, y por otra, el otro día hablé de series y películas de diversas nacionalidades, y las sutiles diferencias entre países. Desde luego los ingleses no van a hacer una versión fílmica o para televisión de este hecho (bueno, no lo descartemos, pero es bien dudoso). No van a contratar de nuevo a un Rhys Meyers, o a colocar a Clive Owen como gallardo corsario pegándose chapuzones entre galeones o trayendo objetos de las Indias como si fuera el primero de la historia, o a Cate Blanchett interpretando a una Isabel de Inglaterra con pretendidos sentimientos por el pueblo y humanidad, además de vestir armadura a lo Juana de Arco, montada a caballo esperando a los morenísimos españoles de Felipe II, quienes más que ir sobre navíos parece que iban sobre iglesias -católicas, por supuesto- flotantes. No. Pero por suerte la Historia permanece más que las películas, y está ahí para recordárnoslo, siempre. Libros y artículos hay de este tema, e ingleses incluso, pero desde luego no están en la estantería de sus grandes hazañas, sino en el cajón de sus deshonrosas derrotas. Ahí va, de nuevo:




Sí, una de españoles. Con una historia tan rica como la nuestra,(pero marcada por lo tendencioso y lo políticamente correcto) no son muy conocidos episodios tales como el que voy a relatar ahora.

1588 es un año glorioso para los hijos de la Gran Bretaña. Los ingleses,(aunque lo correcto se supone que es "británicos" para no excluir a escoceses y galeses leales), un pueblo al que por otra parte admiro y me resulta bastante interesante, son muy dados a ocultar, a callarse, a mirar para otro lado cuando la Historia no les resulta favorable, cuando salen perdiendo, caricaturizados o de malos. Es bien conocido el silencio que hubo en la época y continuó en años venideros, con el desastre de Vernon frente a Cartagena de Indias, bravamente defendida por el guipuzcoano Blas de Lezo, en 1741, las vagas hipótesis que se deslizan para explicar el desastre de Balaclava en 1855, o sus actuaciones en la guerra de las Trece Colonias entre 1776 y 1783 , con Tarleton (quien sirvió de inspiración para el memorable Tavington de El patriota), entre otros, a la cabeza. Los españoles somos mucho peores hombre, quemajudíos, mataindios y mediomoros. Pero ahora no trataré de eso,contaré un relato menos conocido aún que lo de Lezo y Vernon. Como decía, 1588 es un buen año para recordar en Inglaterra, ya que supuso el fracaso de la invasión de la isla por parte de la España de Felipe II, motivada esta intervención por la ejecución de la reina católica escocesa María Estuardo en 1587, amén del apoyo que los ingleses prestaban a los enemigos de la Monarquía Hispánica como los rebeldes holandeses o los partidarios del pretendiente Don Antonio al trono de Portugal, anexionado en 1580 por el Rey Prudente, y de las acciones de corsarios (también ingleses, carallo) que constantemente atacaban los galeones provenientes de América, apoderándose del cargamento, cuando no se echaban sobre territorio español como el ataque de Drake a Cádiz en 1587. Ese fracaso de la "Armada Invencible" (Grande y Felicísima Armada se llamó en su tiempo) de la cual supimos tiempo después que, ni fue escandalosa derrota de España, ni supuso el fin absoluto de su poderío en el mar, ni, como pomposamente dicen los británicos, supuso una vez más un ejemplo de la gran tradición defensiva inglesa desde la invasión normanda del siglo XI, según la cual ningún otro invasor ha hollado tierra anglosajona. Nuestros amigos británicos no dicen toda la verdad, ya que, y ya hablo de lo que decía antes, 7 años después de la Armada, en 1595, se produjo un curioso hecho del cual los ingleses no quieren hablar.
En julio de ese año, el militar Juan del Águila y Arellano (1545-1602) ya un veterano que se había recorrido casi toda Europa guerreando, decidió emprender una expedición punitiva contra Inglaterra. Esta expedición fue encomendada a Carlos de Amésquita (o Amezqueta) un marino probablemente vasco, quien, comandando tres compañías de arcabuceros (400 hombres), y llevándolos en cuatro galeras (Capitana, Patrona, Peregrina y Bazana) desde Blavet,Francia, hasta recalar en la Bahía de Mounts, Cornualles, en agosto. Pues bien, las "invencibles" milicias inglesas de varios miles de hombres no hicieron cosa mejor que tirar las armas y salir corriendo atemorizados. En escasos dos días las tropas españolas tomaron, saquearon y quedaron satisfechos, además de quemar las localidades de Mousehole, Paul, Newlyn y Penzance, y de desmontar la artillería de los fuertes ingleses y embarcarlos en sus navíos. Para despedirse, celebraron una misa católica -con dos cojones- ((nota de 1 de febrero de 2012: me desternillo imaginándome esa escena, con los soldados y marinos españoles, sucios y dispuestos, pero muy serios y tal vez tranquilos en el acto de la misa, ante las evidentes miradas atónitas y temerosas de los lugareños ingleses)) , jurando que construirían una iglesia después de que Inglaterra hubiera sido derrotada (estamos en la Guerra Hispano-Inglesa de 1585-1604), subieron a los barcos de nuevo, no sin antes tirar a los prisioneros por la borda, y zarparon. En aguas del Canal de la Mancha se encontraron con una flota de guerra dirigida por Hawkins y Drake, a la cual lograron esquivar. Pero el 5 de agosto dieron con una escuadra holandesa de 46 barcos; el encuentro fue inevitable, pero consiguieron escapar, hundiéndoles a los herejes dos buques, y perdiendo 20 hombres (las únicas bajas de la campaña). El día 10 arribaron de nuevo, victoriosos, a Blavet.Éste no fue el único hecho victorioso de españoles frente a ingleses, aunque el final de la Guerra seguiría otros derroteros. Este episodio es bastante poco conocido para nosotros mismos los españoles, y sólo cuando alguien se dedica a la Historia o gusta de leer más de la cuenta, puede tener conocimiento de éste y otros muchos hechos. No todo iba a ser Leyenda Negra, claro.

Ya se puede ver, cómo el orgulloso león inglés no reconoce la realidad de los hechos. Ingleses ingleses...

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