18.5.10

Otra de españoles



Sí, igual me pongo pesadito contando hazañas de españoles. Pero creo que en un país como el nuestro, tan poco dado a sacar pecho ante heroicidades, grandes victorias o actos no tan honorables pero necesarios, no está de más mostrar de vez en cuando tales hechos.
El Asedio de Castelnuovo en el verano de 1539 es uno de ellos. En su época fue objeto de admiración y amplio reconocimiento, aunque poco a poco fue cayendo en el olvido, como prácticamente en la actualidad. Es lo que tiene la Leyenda Negra.

Castelnuovo hay que situarlo en la coyuntura de los años 30 del siglo XVI. Hablar de estos años es hablar del peligro turco, de Barbarroja, de saqueos, de ataques piratas, de inestabilidad en el mar y en la costa. Si bien en tierra los turcos habían retrocedido un tanto, con la derrota en el asedio de Viena en 1529 (a la cual acudió el César Carlos en plan cruzado) y tras una cierta unión entre protestantes y el Emperador, más que nada para expulsar de Austria y Hungría al enemigo otomano, en el Mediterráneo los turcos seguían mandando, como quien dice. Falta aún mucho para Lepanto y Carlos V estuvo siempre muy puteado por todos en general, aunque ciertamente los que más le hicieran la pascua fueran franceses y otomanos, en algunas ocasiones aliados incluso estos dos.






Barbarroja , o Jeireddin, más correcto Jayr al-Din(1475-1546) era la cabeza visible de estos piratas berberiscos. Nacido en Lesbos, era hijo de, según algunos, un spahi (caballería de élite otomana), según otros, un jenízaro, y de una griega cristiana. Junto con su hermano mayor Aruj (muerto en 1518) había iniciado actividades piratescas en contra del Imperio de Carlos y de los Caballeros de Rodas. Tras unos años de desconcierto por parte del César, el "fichaje" estelar del genovés Andrea Doria (1466-1560) en 1528 supone una ligera ventaja de los imperiales en el mar respecto a franceses y otomanos. En 1535 se conquista Túnez en una de las victorias más importantes del reinado del hijo de Juana la Loca, aunque también se fracasa en sitios como Preveza (Grecia) en 1538.
En esta coyuntura como decía se forma la Santa Liga, llena en sus principios de buenas intenciones, y de sagrada unión entre cristianos en contra del enemigo común, es decir los turcos. Aunque pronto se vería que esta primera Santa Liga no llegaría ni de lejos al éxito de la de Lepanto.
Así, el Imperio de Carlos V, la Serenísima República de Venecia , el Papado (que bien también jodió siempre al César) y Fernando de Austria, hermano del Emperador, formaban pues esta Santa Liga, proponiéndose incluso la conquista de Constantinopla.
Pero ¡ay! el dinero, siempre el dinero...únicamente se reunieron poco más de 130 naves, la mayor parte de ellas italianas (el grueso de las tropas sin embargo era español) y las Cortes castellanas, como tantas otras veces con Carlos, recelaban de sus ambiciosos proyectos imperiales y no lo apoyaron.
Sin embargo, hablar de españoles en esta época era hablar de tercios. De invencibles tercios, los mismos que, apoyados levemente por los venecianos, desembarcaron poco más abajo de Dubrovnik (por entonces Ragusa) y se apoderaron de la plaza de Castelnuovo (hoy Herceg Novi, Montenegro). Los venecianos, siempre los codiciosos venecianos, protestaron envidiosos al ambicionar la fortaleza, ya que la consideraban básica para seguir dominando "su mar", el Adriático. Como Carlos se negó en redondo a cedérsela, los gondoleros montaron el pollo, disolvieron la Liga y se marcharon con sus naves,(muchas gracias, Dux) a las que siguieron las del Papa (a su Santidad también).
Quedaba Castelnuovo únicamente pues con unos 3.000 hombres (unos autores los reducen a 2.500, otros los amplían a 4.500), los del tercio de Nápoles al mando de Andrés de Sarmiento; un puñado de veteranos acostumbrados a la mierda y al barro de la guerra, junto a unos cuantos de caballería ligera y unos pocos artilleros. Si bien inicialmente se contó con la ayuda de las 49 naves de Doria, éste, otro italiano desleal, no tardó en retirarse de la plaza y escurrir el bulto gentilmente.
Por tanto tenemos a estos 3.000 o 4.000 hombres, a los que se les vienen encima unas 130 galeras y 70 galeotas (con 20.000 marinos veteranos dentro)por mar, y unos 30.000 soldados acaudillados por el Ulema de Bosnia, por tierra. Cojonudo. Buen plan.

Lo que parecía una victoria cantada y aplastante de los turcos, sorpresivamente se convirtió en una debacle honrosa (para los españoles, claro, si es que hay honra en la muerte. Pero se entiende que en ocasiones sí puede haberla), ya que pese a la enorme superioridad, los primeros asaltos fueron un fracaso para los otomanos. Y ello pese a que los de Castelnuovo carecían, no ya de armas defensivas realmente eficaces, sino también de alimentos frescos. Los jenízaros se iban estrellando contra los muros y contra el acero de los españoles, y Barbarroja decidió ofrecer una rendición "honrosa" a los asediados. Respuesta de Sarmiento ""que viniesen cuando quisiesen". Ahí lo llevas, turco.
Jayr Al-Din saca entonces la artillería pesada, y los enormes cañones turcos bombardean constantamente la fortaleza en aquel mes de julio de 1539. Pero nanay. De los escombros de los muros surgían los tercios para batirse con los otomanos, impidiendo el acceso a la fortaleza, y eso pese a que iban quedando cada vez menos. 700, 600, 500...Pero no se rendían, desde luego. Sarmiento, cuando se le vió por última vez, iba herido pero bien montado en su caballo, introduciéndose en una turba de jenízaros. Tras varias carnicerías con muchas bajas en ambos bandos, unos 200 españoles que aún quedaban en pie, la mayoría heridos, se rindieron. Después del interminable asedio, del incesante bombardeo, y de 20.000 muertos otomanos. Increíble. Sin palabras.
Con los supervivientes, se hicieron dos cosas: o se ejecutaron allí mismo, como le ocurrió al vasco Machín de Monguía tras soltarle a Barbarroja una bravata típica de los españoles de la época, al ofrecerle el turco la libertad si se enrolaba en su ejército.Fue degollado sobre el espolón de la galera almiranta. Para los que no fueron ejecutados, se les tenía reservados un puesto de lujo como esclavos en Constantinopla. Con todo, no era lo peor, ya que, en 1545 entró en Messina una galeota de la cual desembarcó un grueso en el cual se encontraban 25 supervivientes de Castelnuovo. Con dos cojones. Pero nadie puso una medallita en el pecho de estos desgraciados. Como en general a nadie que se jugase el pescuezo en la época.


¿Ésto para qué se va a recordar? Al fin y al cabo son solo bravuconadas de españoles en tiempos pasados por fortuna muy lejanos, sólo evocados por fachas y melancólicos de la Historia. Eso creen nuestros bienpensantes políticos y pretendidos intelectuales, para los cuales lo que hemos de recordar incesamente de estos siglos es Inquisición, masacres de indios, e intolerancia con otras "nacionalidades" como los catalanes. Nada más lejos de la realidad. La auténtica Leyenda Negra la tenemos dentro de nosotros.

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