26.5.12

Pitando al himno se entiende la gente

Aunque no la he visto, ya ha terminado la final de la Copa del Rey, con victoria azulgrana. Las calles de la capital catalana bullen de gente, muchos con estelada en mano, celebrando un título que representa algo que tanto odian y aborrecen, en apariencia. Una muestra más de la esquizofrenia periférica.

Sí. Una nueva ración de esquizofrenia hemos recibido hoy y los días anteriores. Pero no sólo de los mencionados radicales periféricos (vascos, catalanes). También de políticos y periodistas, no todos (en principio) pertenecientes a esa misma tendencia. Pero vayamos por partes.

Todo empezó, conviene recordarlo, con la propuesta de ciertos políticos, los muchachos de siempre, esos que odian estar en Madrit con el oprobioso cargo de político y cobrando del aborrecido Estado Español. Ésos, como Tardà,  Bosch, Errekondo y cía., salieron hace días proponiendo una monumental pitada contra el himno, rememorando alegremente lo ocurrido hace tres años, en otra final de Copa con los mismos equipos. Además, la propuesta venía acompañada de una foto con la pancarta acostumbrada ("Una nación, una selección") en los idiomas pertinentes, o sea, catalán, euskera y gallego. La fotografía de marras se tomó en la puerta del Congreso. Muy bien.


Estos nacionalistas ridículos que insultan continuamente a España pero luego alargan la mano exigiendo subvenciones, inversiones  y  pasta  a  mansalva contaron, claro está, con la simpatía y comprensión de los de siempre; esa izquierda nuestra tan antiespañola y contemporizadora con estos periféricos. Ésos que hacen un distingo entre patriotas españoles, quienes son tildados de fascistas como mínimo, y entre patriotas regionalistas, quienes son aclamados como respetables y honorables nacionalistas, imbuidos de una suma de progresismo y tolerancia y potente autolegitimación. Gandhi a su lado no es nadie. Gran parte de la derecha tampoco movió un dedo en contra de esta banda, cuyas reclamaciones son legítimas, por una parte (hoy día todo es legítimo)  pero  quienes sin embargo deberían de ser más consecuentes y coherentes con sus actos. Pero exígele algo y puedes ir preparando el camino del exilio.

Prácticamente se puede decir que la única personalidad  que opuso algo a esta iniciativa fue la presidenta de la Comunidad de Madrid, quien con su claridad habitual verdaderamente planteó su oposición a la deseada pitada, argumentando con razón que supone un ataque a España y a sus símbolos. Llegó a afirmar que, si se producía la pitada, se debería suspender el partido y reanudarse a puerta cerrada. Este planteamiento contaría con apoyos en todos aquellos países (aunque yo diría que todos los del planeta) que están y han estado un poco por encima de nosotros, los españoles,  siempre. En Francia no se juega con La Marsellesa y ya han tenido un par de historias en ese sentido, con los revoltosos corsos de por medio,  e incluso en la descocada Italia, con los descontentos sureños,  pero, una vez más, somos España.  Cómo vamos a volver a ser algún día algo si nos odiamos a nosotros mismos y no reconocemos nuestros propios símbolos e instituciones. Cómo. 

Sobra decir que, desde el primer momento, encima de Aguirre se echaron todos;  parte de la opinión pública y buena parte de los periodistas, por no hablar de los políticos, ya que la oposición encontró un verdadero filón para atacarla y entre los compañeros de su propio partido no puede decirse que se le apoyara un mínimo. El caso de los periodistas fue variado: unos la criticaban directamente y les bailaban el aurresku a los nacionalistas (como siempre), otros más soterradamente lo planteaban, y luego  un cierto número se hizo el sueco, adoptando una actitud de despegado nihilismo, prácticamente diciendo sin paños calientes que les importaba un pimiento que se pitara el himno. Algunos de esos periodistas son admirados, de mis favoritos y me han decepcionado un tanto. Un servidor, que tiene su propia conciencia.

De entre las huestes políticas, destacó la valiente acción del lehendakari de "los vascos y las vascas"  Patxi López (PSOE),  con menos futuro en el cargo que España en Eurovisión. El buen Patxi le mandó una carta a Aguirre , conminándola a desistir de su franca oposición a la pitada al himno y que desistiera de sus polémicas declaraciones, porque era una gran fiesta del fútbol, y había que respetar, etc, etc.  Típico bailado de agua socialista, vamos. El dinamismo de López respecto a  Aguirre contrasta con su pasividad contra otros políticos menos pacíficos y con una ideología ciertamente filoetarra, pero eso tampoco me sorprende ya.

Los periodistas, desde luego, encontraron toda una mina. En concreto los del ala ultraizquierdista surgida al calor de Zapaterovamos, el diario Público (el cual ya no se imprime, pero sigue suministrando ideología "revolucionaria" en la web) y La Sexta. Sus informativos, de los cuales ya hablé en su momento (http://anchascastilla.blogspot.com.es/2011/03/informativos.html)  son verdaderamente lamentables, poco rigurosos y partidistas al máximo; son una sucesión de chascarrillos comentando las noticias, opiniones sesgadas poco serias, vídeos de Youtube y recetas de cocina creativa. Ellos mismos se sienten muy orgullosos de sus informativos, pero no los ve ni Rubalcaba  -su audiencia es pésima-  así que ya serán malos para que ni los propios pijoprogres los vean en masa. 

Los informativos de La Sexta, como digo, desde ese momento liberaron de toda culpa a los políticos incitadores y atacaron también a Aguirre, dándole  la vuelta a la tortilla, echándole toda la culpa de la crispación, del ambiente incendiario, y del clima de violencia. La ultraderecha, ya sabéis. Ciertamente la Falange preparó una manifestación ese mismo día, pero, como siempre, metieron a todos los insensatos que osasen oponerse mínimamente a la pitada en el mismo saco.  Resulta llamativo que quien reaccionase a la acción que prendió la mecha sea la tildada de radical, pero así son las cosas. No puedes pedirle rigor, ni a La Sexta, ni a otros periodistas, ni a buena parte de la opinión pública. Ni mucho menos a los políticos.

Curiosamente, buena parte de los mismos (y aquí están todos; personajes públicos, periodistas y gente de la calle) que criticaron a Aguirre, son quienes en el Mundial de 2010 hicieron alarde de bandera española y de patriotismo, porque ahí sí convenía y estaba bien visto. El trozo de tela podía ondear y tu cara aparecer pintada, porque ahí no eras facha y te podías poner la bandera de España pulsando ciertos botones en el Tuenti, por ejemplo.     (http://anchascastilla.blogspot.com.es/2010/06/patriotismo-barato.html)   . Nada, nada. Ellos mandan y punto en boca.

Por si fuera poco, se sumó a la hoguera Santiago Segurola, periodista deportivo. Un hombre considerado por juicioso, neutral y sensato, se descolgó ayer con un artículo en  La Gazetta dello Sport, rotativo italiano. Un artículo ciertamente lamentable que no se puede coger por casi ningún lado, muy en la línea de ese entreguismo con los nacionalismos periféricos, de ese "tienen toda la razón. Los de Madrid y el resto de España no podemos decir ni hacer nada. Alabémosles", etc. En él se deslizaban afirmaciones escandalosas, como que bilbaínos y barceloneses iban con miedo a Madrid por temor a ser agredidos, o que la derecha más recalcitrante había impedido la final en el Bernabéu. Que Athletic y Barcelona iban a hacer una fiesta del fútbol, etc. Entonces pensé que dirían los madrileños y otros españoles que, cuando van a San Mamés o el Camp Nou, son recibidos al grito de "españoles de mierda" y "Puta España", entre otros. Pensé además, por qué se sigue idealizando a un club como el Athletic de Bilbao. Sin duda su filosofía es  única, su larga historia es grandiosa y su pervivencia es digna de admiración, pero ya basta con la cantinela aquella de "La Catedral" y la afición de San Mamés como una de las más señoriales, acaso la que más, de España. Hemos visto sobradas veces cómo se las gasta la mayoría del estadio y cómo actúa su directiva, bastante parecida a los procederes del PNV, especialistas en eufemismos, autolegitimaciones vacías y exigencias envueltas en honorabilidad . Ya basta.

La verdad, para una parte de los lectores de prensa y/ o aficionados deportivos, Segurola ha dejado de ser ese prestigioso periodista modelo de buen juicio. Me pregunto qué se le habrá pasado por la cabeza; igual le ha dado un ataque de corrección política exacerbado. Ciertamente, los nacionalistas catalanes y vascos cuentan siempre con apoyos tanto dentro como fuera de sus fronteras.  Cuándo dejaremos de ser tan contemporizadores y benevolentes con esta tropa de radicales periféricos que se creen con derecho a todo y no emiten una sola autocrítica ni realizan un solo acto consecuente, es otra pregunta que me hago.

El resto ya es historia. La cacareada pitada fue atronadora, pese a los  chapuceros esfuerzos de TVE por minimizar el impacto sonoro (ya lo intentó en 2009).  Pero sonó bien alto.  Una nueva falta de respeto, no sólo al himno y todo lo que significa, sino lo que representa; también a las instituciones y al concepto de España. No me vale que sea una pitada contra el Rey por su annus horribilis, ya que Juan Carlos no estaba presente (además, otras asonadas se realizaron cuando el monarca estaba aún de luna de miel con los españoles); estaba el vástago, ya talludito, Felipe. Yo, aunque sea muy anti-monárquico actualmente, no pitaría el himno.  Es toda una falta de educación y de respeto contra nuestra patria común, España. Puedo entender que haya compatriotas que no se sientan españoles, pero, si quieren respeto y lo exigen, no pueden pedirlo, mal y pronto, de mala manera, con una pitada poco valiente en un estadio de gran capacidad. Faltando además al respeto con otros espectadores, presentes en el estadio, que sí sientan España.

Es fácil imaginarse el revuelo que se habría montado si la pitada hubiera sido dirigida contra Els Segadors o el Eusko Abendaren Ereserkia. La mundial, se monta. Pero eso no fue mencionado por La Sexta ni por buena parte de los periodistas. Notoria es la bochornosa costumbre de los españoles de pitar otros himnos nacionales cuando juegan selecciones extranjeras, pero pondría la mano en el fuego por quienes han puesto el grito en el cielo por la pitada, esos respetuosos con todos los himnos (entre los cuales me incluyo;  nunca pitaríamos un himno) que desde luego no silbarían estos himnos regionales.

Tampoco me vale, como argumentan otros, que el rechazo al himno y la enseña se explica por el uso exagerado por Franco de tales símbolos y entes, cuando se "envolvió en la bandera", etc. Sí, es cierto que el dictador se sirvió de ellos. Pero no los creó él. Tanto himno como bandera son muy anteriores al militar de Ferrol. Del siglo XVIII, concretamente. Muy anteriores. Así que no simplifiquemos y nos quedemos con la idea de que, si pitas al himno y quemas la bandera, estás pitando y quemando a Franco o a los Reyes. Si pitas al himno, estás faltando al respeto a todos los españoles de la actualidad (incluso a tí mismo, aunque no lo reconozcas), y a tus ancestros y los antepasados de todos los españoles, incluidos por supuesto, y esto es lo más importante, por todos aquellos que se dejaron la vida defendiendo España bajo esos colores y esas notas musicales. Pero eso, una vez más, qué coño les va a importar a todos aquellos que han pitado, bien orgullosos. Además, en esta ocasión, se han añadido galantes versos dignos de trovadores como "Esperanza, hija de puta". Gran educación. Sin palabras. Vergüenza.

El Barcelona gana la Copa. Lo ansiaban. Buscaban ganar un título representativo de algo muy odiado por su afición catalana (la afición culé del resto de España es otra cosa) , así como por la directiva. Algo similar ocurre con la afición bilbaína del Athletic y su directiva.  Esquizofrenia latente.  El caso del Athletic cuenta con otro agravante, porque nunca han contado con extranjeros en su plantilla. Siempre han tenido españoles. Sí, españoles, porque el cuento ese de "sólo vascos" ya no se lo traga nadie; hace mucho tiempo se van nutriendo de jugadores de otras regiones. Bastan un par de ejemplos: el txingurri Valverde, jugador de los 80-90 y entrenador de éxito, es extremeño, y Fernando Llorente, su máxima figura actual, es riojano.

 Y es muy fácil dejarles en evidencia. Como periodistas y gente en general recuerdan ahora y recuerdan siempre, si tanto repudian España y su idea, así como la Copa, lo tienen muy fácil; que renuncien a ella, se salgan de la Federación e  implanten con su dinero sus propias ligas, donde tienen muy buenos y competitivos equipos como el Arenas de Guetxo, el Sestao, el Eibar, el Sant Andreu, el Terrassa o el Nástic. Así tendrían una liga como tienen sus admirados y ansiados escoceses o galeses, una competición de segunda o tercera que no puede rivalizar con la Premier inglesa. Pero, una vez más, no. Una vez más, se les permite despotricar y despreciar España, pero sin consecuencias. Insultar sale gratis. En esto también se parecen a sus dirigentes.

Sus dirigentes y representantes. Esos mismos de la pancarta "Una nación, una selección", quienes rajan de España y la odian, pero viven pomposamente a cuenta suya y trabajan como políticos en Madrid. Quieren independizarse, pero cuando llega el momento de recibir prebendas y dinero, son los primeros en ponerse a la cola y los primeros en alargar la mano y pegar el tirón, para que la Madre Patria les pague la restauración del Liceu, el chiringo del Fórum, infraestructuras y mil memeces más. En exigir por el agravio comparativo. Lo de "dame lo mío que es mío y lo tuyo, que es de los dos". En tapar los agujeros que deja el derroche. Ahí sí son españoles. Luego, cuando llega el momento de volver a casa con la bolsa llena, se vuelve a sacar la banderita independentista y el silbato para pitar el himno de tu país, el cual te da para comer. Insultar sale gratis, ya digo. Aunque se tiene una ligera certeza de que hay más partidarios de la independencia de Cataluña, Vascongadas o Galicia fuera de estas regiones que dentro de las mismas. Porque el hartazgo y  la inflamación de testículos es grande. O quizás no tanto. Debería de dejar de hablar por el resto de la gente.  En fin. Qué país. Ésta es de esas ocasiones de las que me avergüenzo de ser español y me gustaría ser francés, alemán, estadounidense o italiano. Pero sigo siendo español, aunque un número de mis compatriotas me dé vergüenza ajena. Qué se le va a hacer.

Qué país, qué país...


6 comentarios:

  1. Alto y claro. Fiel reflejo de la situación política española actual. Ayer me sentí profundamente desarraigada gracias a unos "compatriotras" que se rigen por la mediocridad. Actuación digna de la etiqueta "made in Spain". El partido debería haberse cancelado. De qué sirve ganar una copa perdiendo la educación... Rechazar a otros ya es grave, pero rechazar lo que eres es un crimen moral.

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  2. Muchas gracias. Tenemos los políticos que nos merecemos. España en general quedó afrentada, y yo me sentí también agraviado. En fin. España y los españoles son (somos) así, por desgracia.
    Un saludo ;)

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  3. Con respecto a Francia...muchos jugadores de antiguas colonias africanas se han negado a jugar con la selección, o simplemente no han cantado el himno. El ejemplo fue Karembeu, cuyo bisabuelo fue tratado como un mono a inicios del siglo XX, en una exposición en París.
    El problema que tenemos es que siempre se nos han "impuesto" las cosas. Y estamos en un país de aprovechados...mediterráneo al fin y al cabo. Todos somos religiosos cuando nos ve el cura, pero ateos cuando cogemos una cerveza...

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  4. Bueno, no cantarán el himno, pero cuando la gente lo ha pitado, la reacción mayoritaria era criticar o mostrar oposición a los irrespetuosos, no como aquí. Y aquí no tiene ni letra, pero ése es otro tema.
    Y tío, tampoco creo se pueda comparar el caso de las colonias francesas con el español. Como bien sabes, España no se impuso a sangre y fuego a vascos y catalanes, hace ya muchísimo tiempo "somos" un proyecto común.

    Fundamentalmente somos un país de hipócritas.

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  5. Todos sabemos que a ciertos sectores les venía mejor el sistema de los austrias que el de los borbones...

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  6. Pero eso pasó en todos lados, tanto en Castilla como en Aragón. Austracistas y borbónicos hubo en ambas partes. Infinidad de catalanes y Cataluña en general se enriquecieron con el sistema Borbón, por ejemplo con el comercio americano. Claro que el sistema de los Habsburgo era más "descentralizado", por así decirlo, pero a principios del XVIII no surgen ni el nacionalismo vasco ni el catalán. Eso ya es cosa de finales del siglo XIX.

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